1. Los limoneros III


    Fecha: 27/07/2018, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    ... consumían sus bebidas y hablaban alto, nadie nos miró hasta que el señor detrás de la barra levantó la cabeza y le vio. -Al fondo tienes la mesa reservada. -hizo un gesto de bienvenida y algunos volvieron la cabeza saludando con breves palabras y volviendo sin darnos importancia a lo que hacían, una fila de mesas enfrente de la barra esperaban con manteles y servilletas de papel que alguien las ocupara, un chico joven ayudaba a su pareja a quitarse la prenda de abrigo para dejarla colgada de la silla. -Vamos al fondo donde tenemos la mesa. -y me sujetó del brazo para dirigirme, con fuerza pero delicado. -Espera, quiero tomar algo antes. -como si fuera un autómata cambió el rumbo sin soltarme hasta que llegamos a la barra del bar. El señor, como de unos cuarenta años y entrado en carnes, se aproximo secándose las manos con un trapo, se acodó en el mostrador y tendió la mano con el puño cerrado a Raúl y este le respondió golpeándole con la palma. -Llegas pronto Raúl. -Ya veo que estas vacío. -entonces el señor abrió la mano y me la alargó. -Este patán no te presenta, soy Ángel, el dueño de este garito. -se la cogí apretándola brevemente. -Cristian… -y esperé a que Raúl dijera algo. -Un viejo amigo…, de la niñez que no veía desde hace tiempo. -Ángel pareció complacido. -¿Qué vais a tomar? -Yo un vino blanco frío. -me adelanté y mi acompañante me miro sorprendido. -Un zurito, no voy a empezar a beber desde ahora. Ángel se alejó para cumplir el encargo. -Es un hombre muy ...
    ... simpático. -Raúl asintió con la cabeza. -Si queréis os lo llevo a la mesa, no tardaran en serviros, allí podéis hablar más tranquilos. -Ya lo llevamos nosotros, no te molestes, cogimos nuestras bebidas y nos dirigimos al fondo del local, Raúl sabía cual iba a ser nuestra mesa entre la decena que había. Como Ángel había dicho, no tardó en llegar una chica para tomarnos nota, saludó a Raúl y me inclinó la cabeza. Todo estaba saliendo redondo, resultábamos unos amigos como otros cualquiera y Raúl aparecía relajado y tranquilo. -¡Oye!, esto esta muy rico… -al hablar, para reforzar mis palabras y sin darme cuenta, había colocado mi mano sobre la de él, dejó de comer y me di cuenta del error que terminaba de cometer, levanté la mano queriendo ser rápido y él me la sostuvo un breve instante, con una sutil caricia al resbalar la suya por mi piel. -Rico y también muy picante para obligarte a beber. -no se había molestado, me había acariciado la mano y me advertía de que me dejaba llevar por mi entusiasmo. Me sentía tan a gusto, tan bien a su lado, que no me daba cuenta de que me había bebido mi copa de blanco, y ya iba por la segunda copa de vino rosado. Sentía arder mis mejillas del sofoco que me había causado, su contacto y sus palabras, pero el frío hilo estaba roto y me sentía envuelto por la calidez del momento y del ambiente. Empezábamos el segundo plato, alguna carne guisada y yo me sentía lleno, ahíto. Tampoco quería seguir bebiendo. Llegó una cuadrilla de chicos y chicas, a ocupar una ...
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