La historia de Claudia (11)
Fecha: 29/07/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... pidió disculpas a Blanca y a la joven, con una expresión de vergüenza en su rostro:
-Ay, perdónenme por este mal momento, por favor. ¿Te sentís bien, querida? Es que está en celo y...
-No se preocupe. –le contestó la señora riéndose. -Fue divertido.
La otra puso cara de asombro ante la respuesta, se encogió de hombros y se alejó moviendo la cabeza mientras Claudia seguía temblando. La señora la tomó de un brazo y mientras la sacudía le dijo:
-Sos una perra y no tiene nada de raro que ese perro en celo te haya querido coger, así que basta de escándalo y caminá. ¿Oíste?
-Sí... sí, señora, sí... –contestó Claudia articulando dificultosamente las palabras en medio de los sollozos que se esforzaba por controlar.
En el supermercado, la señora hizo que la joven tomara un carro y fuera detrás de ella cargando todos los productos que le iba indicando. Después emprendieron el regreso con Claudia cargando toda la compra, que no era poca.
Una vez en la casa y cuando la joven hubo guardado cada producto en su lugar, la señora la convocó al comedor y sentada en el sofá le dijo con voz dura:
-La próxima vez que hagas un escándalo en la calle te agarro a cachetadas ahí mismo, delante de todo el mundo. ¿Entendiste?
-Sí, señora. -respondió Claudia de pie ante ella, con la cabeza gacha, las piernas juntas y las manos atrás.
-Así aparezca un elefante que quiera meterte la trompa en el culo vos te la aguantás. ¿Fui clara? –insistió la señora mordiendo cada ...
... palabra.
-Sí, señora. -volvió a decir Claudia atemorizada por el tono que empleaba su dueña.
-Voy a asegurarme de que lo hayas entendido, perra. –dijo la señora y se dirigió al dormitorio para regresar enseguida empuñando el rebenque.
-¡A la mesa! ¡Vamos! ¡Subite el vestido e inclinate ahí! ¡Vamos! –le gritó.
Claudia sabía de sobra que era inútil suplicar y entonces hizo lo que se le había ordenado. Se inclinó sobre la mesa con el culo al aire y espero el comienzo del castigo estremecida de miedo y ansiedad al mismo tiempo.
La señora se paró tras ella a la distancia adecuada, envolvió en una mirada caliente esas nalgas amplias, redondas y carnosas, alzó el brazo y descargó el primer azote.
Claudia gritó y prolongó la queja al recibir enseguida un segundo rebencazo. La señora siguió castigándola con pausas de distinta duración, con lo cual lograba que su perra no supiera cuándo iba a ser nuevamente golpeada.
El culo se iba tiñendo de un rojo cada vez más intenso y lucía de color escarlata cuando la señora le había dado cincuenta azotes y Claudia aullaba y pataleaba aferrada con ambas manos a los bordes de la mesa balbuceando ruegos inútiles.
La señora dejó de golpearla, se acercó a ella, palpó ambas nalgas y comprobó que quemaban. Entonces, no satisfecha con la paliza, decidió someterla a un nuevo suplicio. Había vuelto a recordar súbitamente los tiempos en que era la mucama en casa de la hembra que ahora era su sumisa y debía soportar a diario malos tratos y ...