1. Cuando buscas lo mejor de lo mejor, una escort de lujo es la solución


    Fecha: 02/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Malagueño, Fuente: CuentoRelatos

    ... generados por su participación en la empresa familiar, que no eran moco de pavo. Este dato explicaba que siempre se comportara con esa prepotencia que suele caracterizar a ‘los niños de papá’.
    
    —Pues estoy en un buen lío —me lamenté—, porque por nada del mundo pienso dejar que quede por encima de mí. Nunca lo superaría.
    
    —No te queda otra —apuntilló Andreu.
    
    —Tú no tendrás una amiga que…
    
    —¡Olvídalo! —exclamó Andreu, intuyendo por donde iban los tiros—. Sí, tengo amigas que están muy buenas, conocidas más bien, pero dudo que alguna quiera hacerse pasar por tu mujer.
    
    Yo no me resignaba. Por esto insistí en preguntar a Montse, su esposa, por si sonaba la flauta y sabía de alguien.
    
    Ella se lo tomó a chufla al principio. Luego su rostro se tornó serio al ver que no se trataba de una broma.
    
    —No sé qué decir —murmuró—. El asunto es peliagudo y solo se me ocurre que acudas a una profesional.
    
    —¿Una puta…? —pregunté horrorizado por semejante disparate.
    
    —No, hombre, no me refiero a una puta vulgar y corriente, sino a alguien mucho más sofisticada. Vamos, no me digas que nunca has oído hablar de las escort… Puedes contratar los servicios de una.
    
    UnaAgencia de Escort. La idea de Montse me pareció brillante. Sobre todo tras explicarme que su jefe solía recurrir a ellas, en lugar de a su esposa, como acompañantes cuando asistía a cenas o reuniones de negocios. Según afirmó, su profesionalidad y saber estar siempre le habían dejado en buen lugar.
    
    Sin tiempo que ...
    ... perder, pues estimé que siendo sábado por la tarde estas mujeres estarían más que solicitadas, me fui pitando al hotel donde pasé un rato investigando con la tablet. Al final me decidí por una web llamadaSensuality Models, luxury Escorts —¡casi nada!— que disponía deEscorts en Barcelona. Rápidamente contacté por teléfono. La persona que atentamente me atendió, tras explicarle cuál era mi situación, me recomendó a Blanca, una de las tres que yo había seleccionado previamente. Volví a mirar su perfil, con fotos más que sugerentes, y terminé contratando sus servicios por tres horas. Con 25 años de edad, 1.72 de estatura, 55 kilos de peso, medidas perfectas, cabello rubio, ojos de andaluza y carita preciosa, yo no podía creer que semejante mujer estuviera disponible para mí.
    
    Puesto que la fiesta comenzaba a las diez de la noche y tendría lugar en un local reservado para la ocasión, tras avisar a mi amigo de que iría por mi cuenta, la cité a esa misma hora en la cafetería del hotel, donde llegó con absoluta puntualidad británica, acompañada de un empleado del hotel que iba más pendiente de ella que del lugar por el que transitaba. Y no era para menos porque su vestido de noche, corto y de color rojo Ferrari, se ajustaba como un guante a sus peligrosas curvas. Completaba su atuendo con un discreto bolso de mano, medias semitransparentes y zapatos negros con tacón de vértigo. El cabello lo llevaba recogido, el maquillaje era discreto y los labios dos pétalos de rosa a juego con ...
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