1. Cuando buscas lo mejor de lo mejor, una escort de lujo es la solución


    Fecha: 02/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Malagueño, Fuente: CuentoRelatos

    ... el vestido. ¡Dios! Lo cierto es que Blanca estaba que crujía. Jamás de los jamases hubiera imaginado que pudiese aglutinarse tanta belleza y glamur en una hembra, dicho con total respeto y admiración.
    
    —Buenas noches —me saludó como si me conociera de toda la vida, antes de darme un par de besos en ambas mejillas que alteraron mi ritmo cardiaco.
    
    —Buenas noches, querida —respondí el saludo ante la atenta mirada del empleado—. Ya puede irse. Muchas gracias —añadí al tiempo que le daba una generosa propina que compensara alejarse de ella.
    
    Así, tras sentarnos en una mesa apartada, lejos de miradas indiscretas, nos tomamos un par de copas de champán. La idea era conocernos un poco y hacer tiempo, ya que pretendía llegar tarde con intención de convertirme en el centro de atención cuando todos me vieran aparecer con aquel ángel bajado del Cielo. Pero, sobre todo, tenía en mente dejar al cretino con la boca abierta.
    
    Llegamos al lugar a las diez y media, y no sé si el cretino se quedó con la boca abierta porque, de entrada, no le vi. Quién sí puedo asegurar que enloqueció fue mi amigo.
    
    —¡Mira que tienes suerte, cabronazo! —dejó caer tras presentársela. Acto seguido fue más discreto cuchicheándome al oído—. Tienes que decirme dónde la has conseguido, porque yo quiero una como ella sí o sí.
    
    Sus comentarios elevaron mi ego hasta límites insospechados. El cretino lo subió más cuando hizo acto de presencia.
    
    —¿Esta es tu mujer? —preguntó sin dar crédito a sus ...
    ... ojos.
    
    —Lo soy —saltó ella con total naturalidad—. Hola, me llamo Blanca y estoy encantada de conocer a los amigos de mi pichurri —añadió al tiempo que estrechaba la mano de Julián.
    
    Luego, tras el saludo, Blanca se giró hacia mí, pegó su cuerpo al mío, me arregló el cuello de la camisa con ambas manos y remató la faena con un cálido beso en los labios. Tuve que hacer un gran esfuerzo para mantener la compostura y disimular el nerviosismo que atenazaba cada músculo de mi cuerpo.
    
    —Tú sígueme la corriente —me susurró al oído—, que yo sé muy bien cómo lidiar a tipos como este.
    
    ¡Vaya si lo sabía! No tuve la menor duda tras la siguiente escena.
    
    —Y dime, Blanca, ¿cómo es que una mujer como tú terminó con alguien como este? —preguntó el cretino mirándome fijamente.
    
    —¿Te refieres a mi Quique? —preguntó ella abrazándose a mi cintura—. Lo cierto es que fue amor a primera vista. Una noche coincidimos en un local, él me miró con deseo, yo le miré con ternura, una cosa llevó a otra y cuando quisimos darnos cuenta estábamos delante del vicario y de un buen puñado de invitados.
    
    ¡Increíble! Yo nunca había conocido a nadie que recurriera a un tópico sin que se notara. Incluso mi amigo Andreu se lo creyó durante unos breves segundos. Pero sobre todo el que realmente había picado el anzuelo fue el otro.
    
    —Pues no sé qué has visto en él —comentó visiblemente contrariado.
    
    —Claro, tú no puedes saberlo porque no eres mujer —replicó ella, con mirada desafiante—. Para que te hagas una ...
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