1. La hija del jefe


    Fecha: 04/08/2018, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El domingo a la noche, Álvarez mandó un video al grupo de WhatsApp que tenemos con los muchachos del laburo. Venía en combo con unas fotos. Me quedé petrificado. No puede ser, a esta pendeja la conozco, pensé. La captura de pantalla de su perfil de Facebook me sacó todas las dudas: Sigrid Lufratelli, la hija del jefe, el patrón, el dueño de la empresa donde trabajo. Me encerré en el baño de mi casa a ver con detenimiento el video. Puse el volumen bajo para que ni mi mujer ni mis hijos escuchen. Tres minutos de video merecedores de una paja furiosa y una eyaculación digna de saltar a los azulejos.
    
    Cuando llegué al trabajo el lunes a la mañana, mi compañero Vetrano estaba en el medio del piso hablando con el resto de los muchachos. Todos hombres. La secretaria de Lufratelli estaba con auriculares a varios escritorios de distancia.
    
    – ¡Cómo la chupa esa pendeja! –decía Vetrano enardecido.
    
    –Hablá bajo, no vaya a ser cosa que aparezca Lufratelli en cualquier momento –le dijo Álvarez.
    
    –No, boludo –lo interpeló Piñeiro–. Quedate tranquilo, me dijo la secretaria que está moviendo un par de abogados. Se enteró toda la familia del videíto. Hoy no va a venir, olvidate. Está con ese quilombo para resolver.
    
    – ¿Qué edad tiene la hija de Lufratelli? –preguntó Acosta.
    
    –Siempre con preguntas de pajero viejo vos eh –le respondió Vetrano–. Tiene 21 añitos.
    
    –Ah, cuando la vi en persona las veces que vino acá a la oficina parecía más chica –dijo Acosta.
    
    –Igual te debés ...
    ... haber cascado el ganso a lo loco anoche, eh –le dijo Piñeiro y se rio–. Tenés unas ojeras terribles.
    
    – ¿Vos lo viste, Vargas? –me preguntó Vetrano.
    
    –Si, si. Ví que lo compartió anoche Álvarez en el grupo –respondí de manera neutra.
    
    –Bueno, como les estaba diciendo... –retomó Vetrano su monólogo–. ¡Qué habilidad para tirar la goma! En vez de condenarla a la piba, deberían hacerle un monumento. Sabés cómo se debe estar viralizando por Internet ese video... Ya le deben haber dedicado más de 10.000 pajas. Y la parte del pete es lo de menos. ¡Cómo cabalga, por dios! Al pibe que se la coge, yo la verdad lo aplaudo. Le pega una garchada monumental. ¿Vieron cómo grita la maleducada esa...
    
    Todos menos Vetrano, que estaba inspirado con su cháchara, vimos el ascensor abrirse. Rápidamente nos acomodamos en nuestros escritorios. Piñeiro le hizo señas a Vetrano pero seguía en su mundo y no se dio cuenta.
    
    –Lo veo muy iluminado, Vetrano –dijo Lufratelli que acababa de emerger del ascensor–. Cuénteme de que están hablando, así yo también me sumo a la diversión.
    
    Vetrano se puso blanco como un papel al ver al jefe. Lufratelli se cruzó de brazos y se quedó esperando una respuesta.
    
    –Estábamos... estábamos hablando... del partido de ayer... –dijo Vetrano tartamudeando.
    
    –Que yo sepa no hubo ningún partido de fútbol ayer –lo retrucó Lufratelli–. Dígame una cosa, Vetrano. ¿Por casualidad no vio un video de mi hija que anda dando vueltas por WhatsApp?
    
    –No, señor –respondió ...
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