1. Noche de pasión en Lisboa (VIII): Uno para gobernar a todos


    Fecha: 09/08/2018, Categorías: Incesto Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    Sentado en el profundo alfeizar de la ventana, mientras fumo un cigarrillo, contemplo ante mis ojos una cama construida con algún tipo de oscura madera tropical. Es un mueble antiguo, más alto que las camas actuales, con el cabecero y el pie, torneados en forma de finas columnas salomónicas. Esparcida sobre la almohada, una cabellera de color cobrizo oscuro enmarca un hermoso rostro de mujer. Bella como solamente puede serlo una mujer, cuando es bella. Sus ojos, velados por los párpados cerrados, tienen el intenso color verde de las esmeraldas. Su cuerpo maduro está echado sobre su lado derecho, con la pierna izquierda doblada, dando estabilidad a la postura, al tiempo que dibuja una armoniosa curva, allí donde el muslo quiebra la continuidad de la espalda. Sus pechos, exagerados en tamaño, descansan uno encima del otro y sobre su brazo izquierdo, que les hace de cuna por debajo. Mientras que su brazo derecho, doblado, introduce la mano debajo de la cara.
    
    Se llama Amália, y desde anoche es mi esposa. Aunque no estemos casados.
    
    Apenas hace tres horas hemos dado por concluido el ritual de nuestra noche de bodas. Nos hemos entregado el uno al otro, con tranquilidad, pasión y furia, alternándolos a nuestra conveniencia y sin seguir un orden determinado. Ambos hemos visitado el Paraíso y tocado el Cielo con la punta de los dedos, varias veces a lo largo de la noche. En una coreografía de cuerpos que, de haber podido observarla, habría sonrojado a los autores del Kama ...
    ... Sutra.
    
    Contra toda razón, me encuentro extrañamente animado y tonificado. Cuando debería estar completamente agotado.
    
    Veo en mi reloj que son las 07:45 y salgo en silencio de la habitación para no turbar su sueño, dirigiéndome hacia la cocina a tomar un temprano desayuno.
    
    Allí, encuentro a Marta sentada ante la mesa de trabajo, con un codo apoyado en la mesa, cuya mano sujeta su frente. Tiene una taza de café ante sí, mientras fuma un cigarrillo, mostrando una sonrisa de satisfacción en los labios. Observo su rostro y veo en él las huellas del paso de la noche. Las ojeras le llegan a las comisuras de los labios. No hemos coincidido, pero ella también ha visitado el Paraíso. Aún no he tenido tiempo de saludar, cuando mirándome a los ojos, me interpela:
    
    - Enhorabuena, Dom Alfredo. ¿Quiere un café?
    
    - Muchas gracias Marta. Realmente he tenido mucha suerte con la mujer que me ha escogido.
    
    - Tía Amália sí que ha tenido suerte con el hombre que se lleva – Me dice, sonriéndome, mientras hace ademán de levantarse para servirme.
    
    - Déjelo, Marta. Ya me sirvo yo. Muchas gracias.
    
    Me siento a su lado y mientras tomo el café y charlamos, enciendo un cigarrillo. Marta, al verme la alianza en la mano derecha, me pregunta:
    
    - Perdone la indiscreción. Tía Amália se colocó el anillo ayer en la mano de casada ¿Por qué usted no lo lleva igual?
    
    - En España, se lleva en el anular de la mano derecha. Pero tiene usted razón. Este anillo donde más representa es aquí, en Portugal – ...
«1234...8»