1. Noche de pasión en Lisboa (VIII): Uno para gobernar a todos


    Fecha: 09/08/2018, Categorías: Incesto Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... distancia, ante la vista de las dos mujeres.
    
    Al volver a la casa, una hora después, el cachorro viene caminando, alerta, junto a mi pierna izquierda, sujeto por un corto tramo de cuerda floja, mientras guardo en mi mano, arrollada, la cuerda restante.
    
    Paulinha y Marta nos ven venir de lejos y nos esperan en la puerta de la cocina. Al llegar junto a ellas, le chasco los dedos al perro, señalándole el suelo, y se sienta a mi lado. Me agacho, y le retiro la cuerda del cuello mientras le acaricio un par de veces la cabeza. Paulinha me mira admirada, y me pide que la deje a ella intentar pasear al perro. Le digo que no, que por hoy es suficiente. El perro ya ha agotado su capacidad de concentración. Le prometo que mañana, será ella la que paseará al perro de la traílla en mi compañía, para que aprenda como debe comportarse y que el cachorro obedezca.
    
    Entonces, le pido a Marta que me sirvan el desayuno, y me dirijo hacia la terraza. Tomo el periódico del día, que está sobre la mesa y encendiendo un cigarrillo, me dispongo a hojearlo. Oigo un chancleteo y al levantar la mirada, veo a Amália, radiante, que se dirige a la mesa. Viene vestida con la bata de raso, y el sonido que había oído es el de las chinelas que calza. Al sentarse a mi lado y abrirse la bata, observo que se ha puesto un camisón a juego con la bata. Por el movimiento del pecho, deduzco que es lo único que se ha puesto por encima. Inclinándose hacia mí, me besa en los labios y me saluda:
    
    - Buenos días, mi ...
    ... amor ¿qué tal has dormido? – me dice mientras me coge la mano.
    
    - Buenos días, cariño. Profundamente, pero algo menos que tú.
    
    Paulinha se acerca con el servicio del desayuno para los dos, y detrás tranquilamente, viene caminando Bolacha. El perro se acerca a Amália y le toca la pierna con la nariz. Mi compañera va a echarlo fuera y la contengo, diciéndole que chasque los dedos y señale el suelo con el índice de la mano. Así lo hace y el perrillo se sienta a su lado inmediatamente. Le digo que le toque en el morro, y cuando lo hace, el cachorro se tiende a sus pies, con las orejas hacia atrás, y el morro entre las patas delanteras, y cierra los ojos. Amália, admirada me pregunta quien le ha enseñado a hacer eso al perro. Antes de que yo pueda contestar, lo hace Paulinha, orgullosa:
    
    - Vovô le ha enseñado esta mañana. Y mañana le vamos a enseñar muchos más trucos. – Con un par. Ya soy Vovô oficialmente en presencia de las personas de la familia. Aunque, de momento, solo me tutea cuando estamos solos. Vaya pareja, Tía Amália y Vovô.
    
    - No Paulinha, no vamos a enseñarle más trucos. Se trata de que el animal aprenda a comportarse. De educarlo un poco. No lo vamos a mandar a la universidad.
    
    Paulinha se retira y mientras charlamos, llega Ana María, que acaba de levantarse y viene a desayunar con nosotros. Se ha puesto un elegante traje de baño de una pieza, en color morado, con vivos en color fucsia. Con profundo escote, tanto en el pecho, como en las botamangas, donde ...
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