1. Noche de pasión en Lisboa (VIII): Uno para gobernar a todos


    Fecha: 09/08/2018, Categorías: Incesto Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... que se veía desde su ventana y no se me ocurrió tener más cuidado. No te preocupes. Ya hablaré yo con ella.
    
    - De lo del día libre de las chicas, ¿Qué me dices?
    
    - Marta nos la ha jugado a Ana María y a mí con su venganza por tu noche en el sofá. Alguien tiene que pagar por ello, y no voy a ser yo – me contestó sonriendo.
    
    Qué retorcida es, la jodida. Hizo suyas mis palabras. Sabiendo que me arrepentiría en cualquier momento de lo que me disponía a decir, le confirmé:
    
    - Yo me hago cargo de su deuda. ¿Te sirve el trato?
    
    - Me sirve, mi amor. Me sirve. –Me dijo, besándome tiernamente.
    
    Durante la cena, en compañía de Ana María, Amália llamó a Paulinha y a Marta. Cuando estuvieron en el comedor les informó:
    
    - Pauliña, mañana no estaremos en casa, ven a la hora que mejor te convenga y arreglas los dormitorios. El resto del día, lo tienes libre.
    
    - Muchas gracias, tía Amália -contestó la muchacha.
    
    - Y tú, Marta, aprovecha que tienes a tu marido en casa, y tómate también todo el día libre. ...
    ... Disfrutad juntos.
    
    - Muchas gracias, tía Amália. No sabe cuánto se lo agradezco.
    
    - Marta, los hombres siempre hacen causa común entre ellos. No me lo agradezcas.
    
    Marta desvió la vista hacia mí y me lo agradeció con una sonrisa.
    
    Al terminar de cenar, fui a la cocina a por la cafetera, y encontré a Marta dando los últimos toques para dejar la cocina arreglada. Cuando me vio entrar, me besó en la boca y dijo:
    
    - No se equivoque. Esto es porque es usted un “hombre”, y no se va a repetir. Pero se está convirtiendo en una costumbre.
    
    - No se apure, Marta. Disfrute con su marido.
    
    Esa noche, mi esposa y yo, viajamos al Paraíso y aunque no nos encontramos con Marta y su marido, yo sabía que andaban por allí también.
    
    Despertamos por la mañana abrazados como solíamos. Su espalda sobre mi pecho y mi brazo debajo de su cuello, con mis manos agarrando tiernamente sus senos.
    
    Nadie llamó a nuestra puerta, tampoco esta noche.
    
    CONTINUARA, espero sus comentarios a favor o en contra. Todos son agradecidos. 
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