1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 8)


    Fecha: 11/08/2018, Categorías: Hetero Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... todo ese tiempo. Ya me entiendes. Quiero que Daq este a mi lado controlando el proceso, —y frunciendo el ceño añadió—. He oído que esa gente es un poco puerca.
    
    —¿Poco puerca? Te aseguro que te quedas muy corta.
    
    —¡Joder que asco! Me pondré una pinza en la nariz.
    
    Matilda regresó a la nave del Consorcio y renegocio los términos del acuerdo. Unas horas después, con la flota rumbo al sistema Cayely, llegaron a la nave del Consorcio. Cuando los bellekianos vieron la imponente figura de Camaxtli, se quedaron impresionados. Daq superviso todos los preparativos antes de empezar, para que todo estuvo a su gusto. Camaxtli se colocó en cuatro, en su caso en seis, sobre una especie de tálamo elevado y Daq la inmovilizo con correas a un bastidor preparado para la función.
    
    —¿Por qué hay que inmovilizarla? —preguntó extrañado el canciller.
    
    Daq le puso en antecedentes sobre las peculiaridades sexuales de su amiga en particular y de los maradonianas en general, mientras terminaba de acomodarla.
    
    —Con lo que le he explicado, quiero que se dé cuenta, de que hay cierto riesgo a partir de que la quite su inhibidor, —y aproximándose a ella, se agachó por delante y besándola en los labios, añadió— ¿Estás preparada nena?
    
    —Sí. Terminemos con esto de una puta vez.
    
    Daq retiro su inhibido y conectó un estimulador permanente. En el interior de su vagina, un dispositivo, unido a un tuvo, recogería los óvulos según los iba produciendo. Daq espero unos minutos, hasta que Camaxtli ...
    ... empezó a bramar. Entonces dio la señal y una larga fila de voluntarios empezó a entrar en la estancia. Por orden, la fueron penetrando. Seres desnudos de innumerables razas se apiñaban haciendo cola ante la atenta mirada de los guardias del Consorcio, y de la Princesa Súm, que con tres de sus soldados protegían a Camaxtli. En la zona más alejada del tálamo, Matilda paseaba de un lado a otro, visiblemente preocupada. A las tres horas, comenzó a dar signos de agotamiento, eran tres horas gritando y forcejeando sin parar para liberarse de las correas. Próximos a cumplir las cuatro horas, Daq hizo una señal a Matilda que inmediatamente paro el proceso, ante las airadas protestas de los de la fila. Súm y sus soldados, y los guardias del Consorcio, rodearon el tálamo dejando muy claro con su actitud, que el espectáculo había terminado. El canciller del Consorcio respaldó el criterio de Matilda sin reservas. Daq la colocó el inhibidor y se lo conecto. Vio que estaba tremendamente agotada, como no podía ser de otra manera. Desplegó una camilla magnética y con la ayuda de Matilda, la tumbaron en ella, emprendiendo rápidamente el camino hacia la lanzadera.
    
    —Capitán, hemos recolectado 52 óvulos, —le informó el canciller— Cada uno lo podremos duplicar unas cien veces, y al combinarlos con los nuestros tendremos millones de combinaciones posibles. Les estaremos eternamente agradecidos. Si necesitan ayuda con las naves del Imperio, solo tiene que avisarnos.
    
    —Le agradezco su ofrecimiento, ...
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