1. Transex dominada


    Fecha: 12/08/2018, Categorías: Infidelidad Autor: lorerojastrans, Fuente: CuentoRelatos

    ... ciudad.
    
    Casi de inmediato se abrió la puerta y escuché una voz muy varonil, que me pidió que pasara y que la cerrara. Estaba todo casi a oscuras salvo un recinto que estaba al final del inmenso patio central, del que salía una luz entre anaranjada y roja.
    
    Percibí una silueta que me llamaba a señas a ese espacio y al llegar descubrí que la luz provenía de una chimenea que estaba encendida.
    
    Noté que la persona que me había llamado estaba semidesnuda y con una máscara de piel, que cubría su cráneo y los ojos. Su cuerpo muy grande y musculoso así como sus piernas, que enfundadas en un pantalón de piel, se veían muy bien desarrolladas.
    
    Apenas entré a este recinto, me tomó de los cabellos e hizo que me arrodillara. Desgarró mi vestido y quedé solo en la ropa íntima. Al descubrir que no traía pantaletas, hizo que me agachara hasta tocar el suelo con la frente, y me dio varios azotes con un fuete que tomó de una de las paredes, que ahora que ya me había acostumbrado a la semi penumbra, me di cuenta de que estaban cubiertas con diversos látigos, fuetes, bastones, cadenas y muchos otros artículos para golpear y torturar.
    
    Quise rebelarme, pero sentí un pesado pie en mi espalda que no me permitió moverme, a la vez que una mano fuerte y áspera amasaba mis nalgas y penetraba mi culo con sus dedos.
    
    Quería gritar, pero en ese momento un trapo cubrió mi boca e inmediatamente me ató las manos a la espalda. Estaba perdida, un loco iba a abusar de mí.
    
    Lo menos que pensé era ...
    ... que iba a morir a manos de este maníaco, que ya estaba jadeando no sé si de deseo o de rabia.
    
    Mi mente no dejaba de imaginar los peores tormentos a lo que me vería sujeta antes de morir; y en verdad no aparecía el mínimo de lujuria en mi libido.
    
    A pesar de estar acostumbrada a estos tratos, la sorpresa del ataque y la fuerza con que estaba ejerciendo en mi el atacante las diferentes maniobras, no me permitían sentir ningún atibo de placer.
    
    Para esto, el verdugo ya había atado mis pies y los había unido a mis manos, por lo que prácticamente estaba inmovilizada.
    
    A sus dedos los había ya suplido un aparato, tal vez un dildo, de enormes dimensiones, el cual había introducido sin contemplaciones en mi atormentado culo, y movía descompasadamente de adentro hacia fuera y en círculos, lo que estaba ya provocando cierto placer en mi.
    
    Sin embargo, al darse cuenta él de que yo ya estaba gozando, me sacó violentamente el inmenso aparato del culo haciendo que contrajera el esfínter tratando de no dejarlo salir, pero era ya demasiado tarde.
    
    Por fin habló y me dijo:
    
    − En verdad eres la perra que me dijeron en el antro. Sabía que no me equivocaba al evaluarte y dejar dicho que te quería conocer.
    
    Gozas como una verdadera cerda y voy a hacer que me hagas gozar con tu dolor.
    
    Al escuchar estas palabras, me resigné a esperar lo peor. Pero no sabía en realidad lo que me esperaba.
    
    Terminó de romper mi vestido dejándome sólo con el brasier, el portaligas, las medias y ...
«1234...8»