1. Mia


    Fecha: 13/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Cierto día estaba aburrido y maquinalmente me dediqué a mirar mis cuentas en alguna de las tantas webs de BDSM.
    
    Patios de colegio, en manos de grupos de pavos reales, palmeros y fauna diversa curiosa. La mayoría funcionan como una forma encubierta de contactos y son coto de caza semiprivado de estos grupos.
    
    Pero, a veces, muy de vez en cuando, publican cosas interesantes; antes que los palmeros las desvirtúen por intereses del grupo y en apoyo de la caza de alguno/a.
    
    Con su parte buena y mala, estoy en ellos y participo. Eso sí, menos de lo que me gustaría, por tiempo y por desencanto de que sirva realmente para ayudar a alguien o enseñar. Pero leo todo lo que se escribe en los distintos apartados y sigo aprendiendo. A veces, hasta aporto un granito, que se pierde en los miles de post de los palmeros.
    
    Aunque mi trabajo de vez en cuando me permite alguna que otra libertad, no dispongo del tiempo de abueletes y desocupados, que se pasan el día en estas webs y escriben miles de post, aunque solo sea para saludar y mostrar que están al pie del cañón. Y sinceramente, mi tiempo libre lo dedico a lo importante, más que a estar por estar.
    
    En general, hay cuatro tipos de sumisas. Las que han masticado y bien masticado el sistema, las que tienen amo, las vainillas que sólo buscan sexo duro y las novatas en busca de amo. Nunca pensé en encontrar nada en estas webs.
    
    Pero….¡Quién lo diría!
    
    Su perfil no era nada especial. Quizás, otra madurita que había leído el “50 ...
    ... sombras….” Y buscaba un poco de morbo. Un poco de sexo duro, para poder presumir con sus amigas de que ella ya lo había probado.
    
    ¡¡¡ Para nada una sumisa de verdad!!!
    
    Sin embargo……..
    
    Empezamos a hablar…….
    
    Y mientras me desgranaba su vida, sus decepciones, sus deseos y lo que buscaba; me reafirmaba cada vez más en mi primera opinión.
    
    No dudaba que lo quería de verdad. Pero, aún tenía que descubrir, si solo buscaba la emoción de probar algo nuevo, simplemente, o poder fardar que lo había probado. Seguir una moda, a fin de cuentas.
    
    Aunque no sabía qué, no dudaba que ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera para conseguirlo. El problema es que, por suerte o por desgracia había dado conmigo. Un cabronazo que la enseñaría sí. Pero que también la usaría sin compasión.
    
    Habría tenido más suerte de haber hecho caso a los pavos reales de la página. Le habrían dado unos azotitos, le habría hecho que se la chupara; quizás con un poco de suerte si alguno había tomado viagra ese día; la habría follado. Así tres o cuatro sesiones hasta que ella misma se diera cuenta que la habían utilizado y pusiera fin. Pero, al menos cada cual se habría podido llevar lo que buscaba. Ellos/as otra muesca en el cinturón de la que pavonearse y fardar, coreados por los palmeros. Ella cumplir su fantasía, aunque luego no comentara a nadie la verdad.
    
    No me importaba pasar un buen rato con ella y hacer su fantasía realidad.
    
    Pero no era eso lo que buscaba. Buscaba algo especial. Un ...
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