1. Mia


    Fecha: 13/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... de años de matrimonio y un amante, no habían sabido sacarlo, aunque se habían aprovechado de ello. Hasta que ella, simplemente se dijo, que quería disfrutar de la vida antes de que fuera tarde.
    
    La habían follado, sí. Había disfrutado. Pero no se había sentido plena. Se había engañado ella misma con que eso era lo normal. Y se había acostumbrado a una cotidianidad que cada vez la dejaba más insatisfecha. Llegando a un punto en que sus mejores momentos eran los que ella sola se proporcionaba. ¡¡¡Qué desperdicio!!!
    
    Había mucho potencial oculto y tenía que sacarlo a la luz.
    
    La primera vez, la follé en la esquina de la nave donde trabajaba su marido. Desde donde estábamos podríamos haberle visto si hubiera salido. La excitaba tanto el hecho de estar haciéndolo en un sitio público, en el que cualquiera podría vernos, como el morbo de tener tan cerca a su marido. Una mezcla de miedo y excitación que hizo que se corriera a chorros.
    
    La siguiente vez la llevé un poco más abajo del polígono, desde el que salía una carretera que tomaban muchas furgonetas de trabajadores. Y entre unos coches la desnudé y la hice gemir como una perra. Mi intención es que hubiera parado una de las muchas furgonetas de obra llena de trabajadores. Y haber hecho que todos se la follaran allí mismo. Para que estos mismos chicos, lo contaran y que llegara a oídos de su marido; que se habían follado una puta en el polígono. No hubo suerte, ya que una carretera tan concurrida, ese día apenas tuvo ...
    ... tráfico. Ni siquiera una parejita de la guardia civil. Así que me tocó hacer los honores. No me importó, ya que estaba preciosa, desnuda, en mitad de la calle, gimiendo como la perra que es.
    
    Hablábamos cada día. Y cuando no podía verla, jugaba con ella en la distancia. Sacaba el vicio que había en ella y la hacía correrse una y otra vez. Muchas veces cuando llegaba la familia la encontraba muy cansada, ya que la había hecho correrse varias veces.
    
    Su poca vida sexual con su marido cambió drásticamente. Ahora yo le decía cuando podía o no, follar con su marido. La vida del cornudo mejoró sensiblemente, ya que necesitaba que estuviera contento, para yo poder disfrutar de ella a mi antojo. Así que la ordené tenerlo contento. Incluso que lo provocara y follara cada cierto tiempo, para descargarle de semen y que no pensara.
    
    Paralelamente su familia pudo disfrutar de su cachondez. Después de correrse se pasaba por el coño los cubiertos con que iba a comer la familia o sus cepillos de dientes. Aclararé que no había menores en la familia, sino hijos e hijas mayores, que se dedicaban a no hacer nada y no ayudarla en casa, ni en nada; pero si reclamar de todo.
    
    Su marido, además, en más de una ensalada, en la salsa o en una crema, probó mi semen. Que ella celosamente llevó a casa para dárselo … de condimento. Había una morbosa venganza, que disfrutaba, por no haber sabido descubrirla, después de tantos años.
    
    Cada vez la iba conociendo mejor y nuestra relación se afianzaba aún ...
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