1. La fruta prohibida siempre es la más deliciosa: Deseos de una madre


    Fecha: 16/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... lujuria. La abracé con más fuerza, nuestros rostros quedaron mejilla a mejilla. -Eres una mujer maravillosa, no sé cómo papá te cambio— le seguía susurrando. -¿En verdad lo crees, amor? -Si, con muchas cualidades. -Dime cuales — podía notar su respiración agitada, sentir su corazón al máximo, y un deseo entre los dos. Tomó mis brazos para aferrarse más a mí. Y así pase hablándole al oído, susurrándole lo que más admiraba de ella. Aproveché para pasar más mis brazos por su brazier, pasando por su espalda baja, casi a su enorme culo. -Ay, hijo si tu padre me hubiese visto como tú lo haces — me dijo jadeando levemente, exhalaba constantemente, y sus ojos estaban cerrados. -No pienses en él, mamá. Eres una madre perfecta. -¿Si, mi amor? — continuó con esa respiración agitada, sus manos se aferraron a mi cuerpo, y su voz sonaba cada vez más excitada. Hasta que los gemidos empezaron a ser evidentes. -Si, amor mío — metí mi mano por debajo su pierna lentamente. -¿Soy una buena mamá? -Una perfecta. -¿Me ves como una mujer perfecta, mi amor? — y clavó sus uñas en mi espalda, acercó más sus rostro hasta quedar su mejilla apoyada sobre la mía, lejos del oído aún escuchaba sus jadeos y susurros. -Si — por fin llegue a su tocar su culo. -¿Amor, si te pidiera que me mires como mujer, lo harías? – preguntó insinuando. -Lo que sea por ti – respondí. El olor de su melena rojiza me llegaba hasta el último pensamiento. -Pues hoy no me mires como a una madre, te pido que me mires como mujer — ...
    ... finalmente dio el primer gran gemido. Su cabeza se recargó hacia atrás para expresar esa sensación de placer total, de excitación. La tomé del cabello y llevé sus labios a los míos donde nuestras lenguas se batieron en un beso desenfrenado de pasión. Mi mano apretaba su culo con fuerza mientras con la otra la tomaba del cuello para sostener aquel beso. Sus labios eran suaves y el aroma de su perfume me hizo bajar a besar su cuello, provocando que sus gemidos aumentaran. No quería dejar la oportunidad de seguir probando sus labios, y de tocar su cuerpo que por fin eran mío. Mientras nos besábamos ella empezaba a sacarse la remera hasta quedar en brazier, después se concentró en sus besos y caricias. -¿Amor, te gusta mamá? ¿Quieres más de mamá? — decía entre jadeos, gemidos y gritos de placer. No respondí a sus primeras preguntas, bajando a besar su pecho mientras me jalaba del cabello empecé a quitarle el brazier con una mano al mismo tiempo que con la otra apretujaba su enorme culo. Me detuve un poco y la miré a los ojos tomándola del cabello. -Quiero hacerte el amor, mamá, quiero estar dentro de ti hasta que sientas lo que provocas en mi — y sus ojos se llenaron de alegría al escuchar esto. -No me dejes nunca mi amor — me dijo gimiendo al momento que recibía besos en su cuello. Desprendí el brazier dejando a flote sus enormes pechos, admiré por unos cuantos segundos aquellas bellezas, y empecé a mamar de ellos como cuando era un crío. Sus pezones estaban rígidos, fuertes, al ...
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