LA PATRONA EXIGENTE - Relatos Eróticos

LA PATRONA EXIGENTE

... la puedo mamar un poquito! Además, cuando te venga, acabá tranquilo. ¡Me la trago toda!» ¡Yo estaba en el séptimo cielo! ¡Cómo chupa esta mina!  «¡Mmmmmmmmmmm! ¡Augh! ¡Augh! ¿Sentís? ¡Hasta el fondo me la trago! ¡Acabá cuando quieras! ¡Llename la boca de esperma! ¡Te estoy esperando! ¡Augh!» «¡Ag! ¡Ahííí! ¡Síííí! ¡VAAAA!» No pude evitarlo. Instintivamente la tomé de los cabellos y la apreté contra mí. ¡“Litros” de semen fueron a su boca! Ella, impasible, cerró los ojos y me apretó el glande con sus labios. La sensación y el placer fueron únicos. Mientras soltaba los chorros de semen, ella acariciaba la cabeza con la lengua. ¡Una maravilla! ¡No sé cómo llegó a regentear una pensión de estudiantes…, pero esta mujer era un fenómeno! «¡Bebé! ¡Qué rica es! ¡Y qué rico es chupártela! ¡La tenés exquisita!» «¡Y vos, Paulina, son una verdadera artista! ¡Nunca me la mamaron tan bien!» «¡Me gusta mucho que te guste! La pasaremos fenómeno, haremos muchas cosa lindas… ¿querés?» «Si, claro. ¿Me dejás que te saque todo el vestido? Quiero besarte toda.» «Si, si, hacé todo lo que quieras. ¡Soy toda tuya!» Me agaché, levanté sus piernas y fui a su concha. No era tan peluda. Podía meter la lengua sin que se enredara ningún pelo. Le besé los muslos y fui despacio llegando a los labios mayores, por un lado, por el otro. Con los dedos los abrí bien y fui con la lengua a su orificio. El sabor era exquisito. El clítoris estaba duro y descapuchado. Lo apreté con los labios y le pasé la lengua. ...

... Paulina gemía y suspiraba… «¡Si, si, síííí! ¡Qué lindo bebé! ¡Bebé! ¡Aaaahhh! ¡Aaaaahhh! ¡Síííí! ¡Me vieneeeee! ¡Acabooooo!» Me bañó el rostro con sus magníficos fluidos. «¡Ay Pauli! ¡Divina! ¡Qué rico que son tus juguitos!» «¡Mi bebé! Sí te gustan siempre estarán para vos. ¡Todo lo que quieras!» Repté sobre ella, besando el monte de venus, el ombligo, bajo los globos, mordí y chupé los pezones, duros como piedras. Chupé, lamí, besé, mordí. No sabía cómo hacer todo lo que quería. «¡Nene! ¡Sos maravilloso! ¡No tenés idea de cuánto tiempo hacía que no gozaba así! ¡Cuándo te vi cogiendo con la nena supe que sería inigualable!» Cuando llegué a su boca, nos besamos con toda la pasión del mundo. Mientras nuestras lenguas batallaban, Paulina tomó mi pija y la colocó a la entrada de la vulva. ¡Fue el momento! Empujé al tiempo que ella levantaba las caderas para acelerar el proceso. ¡Todo adentro…, y nos seguímos besando! Yo empujaba al tiempo que ella subía. «¡Mamita! ¡Tesoro! ¡Qué lindo! ¡En cualquier momento acabo!» «¡Dale! ¡Dale! ¡Llename! ¡No hay problema! ¡Quiero todo tu esperma adentro!» ¡Bombeé furiosamente, al tiempo de mi sacudida! Al momento, Paulina se estremeció. «¡Ay bebé! ¡Yo también! ¡Síííí! ¡Acaboooo!» Lo hicimos juntos. Ella me apretó con sus piernas como para partirme en dos. Yo se la enterré hasta las tripas… «¡Qué hermoso, bebé! ¡Qué lindo lo hacés! Todo lo hacés muy lindo, tesoro. ¿Vamos a la cama?» «Esperá, quiero otra cosita.» «Lo que quieras.» «Parate mamita.» Me ...