1. Juego de llaves


    Fecha: 17/08/2018, Categorías: Incesto Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... satisfecha por el trabajo hecho. Como le gustaba que los planes le salieran a pedir de boca.
    
    Hablando de la boca, ya sabía cómo lo despertaría, pensó sin que se le borrara la sonrisa de los labios. Se levantó para ir al baño. Se asomó a la puerta por si había alguien despierto, pero no oyó ningún ruido. Parece que todos necesitaban un buen descanso.
    
    Dejó pasar media hora en que, tumbada en la cama, se deleitó admirando el cuerpo de Jon, de su Adonis. Quiso acariciarlo pero se abstuvo para no despertarlo. Hasta que ya no pudo más. Apartó la sábana que lo cubría hasta la cintura, acercó su cuerpo y besó la polla más bonita, sabrosa y agradable que había probado en su vida. Sin necesidad de utilizar las manos se la introdujo en la boca para propinarle a su amante el mejor despertar posible. El miembro no tardó en espabilarse. Jon tampoco. Sus gemidos sonaron a música celestial para la madura mujer. El chico volvió a avisarla que se correría. Qué mono, José nunca te avisa. Pero no se detuvo. Quería llevarse el mejor recuerdo posible. Acabó de tragar y lo miró felina.
    
    -Buenos días campeón. ¿Qué te ha parecido el despertador que te he traído?
    
    -Bestial. Eres una pasada. Nunca había conocido a una mujer como tú.
    
    -¿Tan puta? –Jon asintió. –A partir de hoy seré tu puta siempre que quieras.
    
    MARISA
    
    La despertó ruido en la habitación. José acababa de entrar en el baño. Le dolía todo el cuerpo. La cara, especialmente la mandíbula. ¿Podía habérsele salido de sitio? No, ...
    ... no podía, pero como molestaba. Se giró. ¡Uf! Aspiró el quejido. Cómo le dolía el culo. Era tal el dolor y tan esparcido por toda la zona posterior que no sabía qué era peor. El escozor en las nalgas del incontable número de nalgadas que le había propinado, la irritación que sentía en todo el recto, los pinchazos intermitentes que se le clavaban en el anillo anal.
    
    Tenía que levantarse, tenía que ir al baño o se lo haría encima. Pero no llegó a entrar. José no salió del excusado para dejarle sitio a ella. Sin permitir que se levantara de la cama, la tomó de los tobillos como había hecho la noche anterior y dirigió su descomunal ariete a su sexo sin importarle lo más mínimo que la chica lo tuviera completamente escocido.
    
    Esta vez Marisa sí pudo hablar. Déjame ir al baño antes o me lo haré encima. No me importa, puedes mearte mientras te follo. No serás la primera y así será más caliente.
    
    MARINA
    
    No había pegado ojo en toda la noche. Juan era un pésimo amante, un marido infausto, un hombre patético, que para colmo roncaba. Como una maldita locomotora. ¿Qué más podía salir mal aquella noche?
    
    A la media hora se levantó, tomó el libro que se estaba leyendo, la primera incursión en una historia de amor de Lorenzo Silva, y bajó al comedor para apalancarse en un sofá y buscar el placer que la relajara donde no había previsto tener que buscarlo.
    
    Antes de las diez, Julio apareció por la puerta de la calle. ¿De dónde vienes?
    
    -Marian me pidió que la llevara a su casa. ...