1. Juego de llaves


    Fecha: 17/08/2018, Categorías: Incesto Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... miraron largamente, intuyendo los pensamientos mutuos pero sin atreverse a romper el hielo. Julio se mantenía de pie con la copa de cava a la mitad en la mano mientras la chica permanecía sentada sin saber qué decir.
    
    No le apetecía en lo más mínimo participar en aquella pantomima. No entendía qué necesidad había de poner en riesgo parejas estables y dañar a seres queridos. Comprendía que hubiera gente capaz de diferenciar el sexo del amor. Pero no lo compartía. Solamente una vez se había acostado con alguien a quien no quería, impelida por el rencor, y el resultado no había sido fácil de digerir. Pero allí estaba, ante un hombre que esperaba de ella cosas que ni podía ni quería darle. No sabía cómo salir de la ratonera. Hasta que Julio la sacó de ella:
    
    -Creo que somos los únicos que no nos sentimos cómodos con todo esto.
    
    JON
    
    Estaba sorprendido. A su manera, María era atractiva. No era el tipo de tía con la que había salido o en que solía fijarse por la calle. Su tipo eran chicas más parecidas a Marian. Guapas, elegantes, engreídas, incluso. Pocos hombres podían permitírselas, pero él era uno de ellos. Últimamente, además, sus deseos se estaba desviando hacia chicas más jóvenes, en edad universitaria, como queriendo retroceder una década. ¿Sería eso la crisis de los 30?
    
    Con estos antecedentes, no esperaba sentir el deseo ni el placer que estaba sintiendo con aquella cuarentona de tetas operadas. La verdad es que la mujer estaba poniendo de su parte, eso no ...
    ... podía negarlo. Se habían besado de pie, apoyándolo contra la puerta de la habitación. Lo había lamido, sobado, mordido, mientras le anunciaba esta noche soy tuya, te prometo que no te arrepentirás. Se había dado la vuelta frotando las nalgas contra su entrepierna. Le había tomado las manos y se las había llevado a las tetas, aún cubiertas, mientras su paquete recibía incontables envites. Cuando se dio la vuelta lo miró a los ojos, lo morreó con ansia mientras las manos de la fogosa esposa de José desabrochaban la camisa botón a botón. La lengua se unió a los dedos para marcar un reguero de saliva del cuello al ombligo después de liberar cada ojal. Arrodillada, le desabrochó el pantalón, le arrancó el bóxer con los dientes y engulló toda su hombría sorbiendo sonoramente mientras lo miraba con la mayor cara de zorra que Jon había visto nunca en una mujer.
    
    JOSÉ
    
    Cuando su mujer le había planteado la aventura, aceptó sin dudarlo. No le importó demasiado que María pudiera liarse con otro tío. Llevaban 14 años casados y para ser justo, ella también se merecía una cana al aire, sobre todo porque José no dejaba escapar ninguna oportunidad que se le presentaba. Había perdido la cuenta de la cantidad de mujeres con las que se había liado, con las que le había sido infiel. Aunque él no lo veía así. Un hombre tiene sus necesidades. Las mujeres también claro, pero afortunadamente las convenciones sociales las han hecho más prudentes pues si tuvieran mentalidad masculina, no habría ...
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