el intruso 6 - Relatos Eróticos

el intruso 6

... mi short. La mano de perlita lentamente se deslizo a través de mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna, acarició por encima de mi ropa mi pene erecto, cuando sentí sus dedos mi pene brincó de forma autónoma; ella apretó su manita y me hiso sentir muy excitado, pero ya no debía hacer eso con ella, así que suavemente le retiré la mano ‐ No mi amor, no debemos hacer esto nunca más ‐ ¿Por qué? A mí me gusta o ¿Es que acaso ya no me quieres? ‐ Si mi amor, te quiero mucho, pero no es correcto Mire su cara confundida, sus enormes ojos cafés me miraban con tristeza, ella no sabía que eso no se debía hacer, para ella era algo normal que podía compartir conmigo o con su tío, me sentí muy mal por lo que le había hecho, sus ojos denotaban duda, creo que ahora el explicarle que eso era prohibido sería más traumático, no sé porque me acerqué y la bese en la boca Perlita cuando sintió mi beso cerró sus ojitos y abrió su boquita, ahora el mundo volvía a ser normal para ella, sentí como apretó nuevamente mi pene y me masturbo, lo que había aprendido lo ponía en práctica, con habilidad lo sacó y lo masturbó usando su manita, lo hacía rápido mientras me seguía besando. Ella se separó de mí y vi una sonrisa, al menos por este momento había olvidado los problemas que acababan de pasar, se agachó y lo metió a la boca, sentí su tibia boca, como su lengua aprisionó mi verga y la comenzó a chupar, sentía la sensación de vacío provocada por la succión, mamaba el glande mientras con la lengua me ...

... estimulaba el frenillo, la sensación era indescriptible, el placer que sentía no recordaba haberlo sentido antes. ‐ ¿Te gusta papi? Fue la pregunta retórica que mi hija hiso mientras lo sacaba y lo masturbaba, su carita era de emoción, como cuando un hijo hace algo correcto y busca el elogio paterno ‐ Es divino mi amor ¿quién te enseño a hacer esto? ‐ El tío Ramón, mamá dijo que te iba a gustar Volvió a meter mi verga en su boquita y la succión continuo, mi mente volaba imaginando a Ramón enseñándole a mamar verga, obviamente la de él era más grande, pero no creo que a mi hijita le importara eso. Perlita se levantó y se desnudó frente a mí, quito rápido su pijama hasta quedar en ropa interior, sol traía su infantil pantaleta, sus pechitos en desarrollo apuntaban en excitación; yo estaba acostado boca arriba y mi hija se sentó sobre mi verga, no la metió, solo esta quedo entre sus labios, se deslizaba de adelante a atrás, su moco vaginal facilitaba eso. ‐ Papi, te quiero dentro ‐ ¿Sabes de qué hablas? ‐ Si, te quiero dentro Algo me hiso levantarme y ponerla boca abajo, ya no pensaba con claridad, ella dócilmente se dejó acomodar e incluso colaboró cuando yo tomé una almohada y la puso bajo su cadera, escupí en mi mano y lleve la saliva a mi glande, me agache y escupí más saliva directamente sobre el culito de mi pequeña. Perlita volteo a verme cuando sintió mi glande en la entrada de su culito, volvió la mirada al frente cuando metí la cabeza, su culito estaba algo laxo, en ese ...