1. La dulce Julia, buena esposa y madre (III - final)


    Fecha: 25/08/2018, Categorías: Gays Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... sus tetas.
    
    Empecé a desabrochar los botones desde abajo con mi mano libre, poco a poco, mientras ella empezaba a jugar con el cordón del pantalón corto deportivo que yo llevaba puesto. Logré desabrochar todos los botones, y su camisa quedó ligeramente abierta, enseñando un bonito sujetador de lencería color rojo, que guardaba sus preciosas tetas.
    
    Julia se volvió a tumbar sobre mí, me besó suavemente en los labios, y comenzó a bajar lentamente, besándome con cariño por el pecho, abdomen, hasta llegar al pantalón. Al llegar, empezó a acariciarme la polla por encima del pantalón, dándola pequeños mordiscos. Poco después, cogió del elástico del pantalón, y con cuidado tiró hacia abajo, dejando mi polla ya casi erecta libre.
    
    Empezó a jugar con ella, despacio, primero la lamió, poco a poco, besándola de vez en cuando. Lamía lentamente con la lengua, desde la punta hasta la base, una y otra vez. Con una mano la sujetaba, mientras que con la otra me acariciaba la pierna, abdomen, y subía la mano hasta mi pecho. Finalmente, levantó ligeramente la cabeza, abrió la boca, y se metió la polla dentro, poco a poco. Empezó a chupar lentamente. La imagen desde mi posición era increíble. Veía la cabeza de Julia, subiendo y bajando, despacio. Su pelo se deslizaba casi ocultándome su cara. Veía mi polla aparecer y desaparecer en su boca. Y algo más allá, veía sus preciosas tetas, colgando, bajando y subiendo al ritmo de la mamada, sujetas por el bonito sujetador rojo. Pedían a ...
    ... gritos ser liberadas. Julia era un ángel caído del cielo, viviendo en la tierra, y me había elegido a mí. Finalmente su corazón había ganado la batalla, ya no había duda.
    
    Extendí la mano para quitarla la camisa. Luego pasé a desabrochar el sujetador. La mano libre era mi mano mala, por lo que no pude desabrocharlo. Julia, sin interrumpir la mamada, con mi polla dentro de su boca, echó sus manos a la espalda, y lo desabrochó. Se quitó el sujetador ella sola y lo tiró al suelo. Ahora podía ver claramente sus tetas colgando, subiendo y bajando siguiendo los movimientos de la cabeza de Julia. Alargué la mano para tocarlas. Acaricié sus pezones, cogí sus tetas con mi mano. Me maldije por no tener disponible la otra mano.
    
    Julia entonces dejó de chupar, se incorporó en la cama, se quitó la falda, quedándose solo con un tanga blanco. La pedí con una sonrisa que girase sobre sí. Me sonrió llamándome cerdo, pero comenzó a girarse. Cuando quedó de espaldas, pude observar cómo le quedaba el tanga. Impresionante. Culo perfecto, parecía mentira que fuese madre de 2 niñas. Se quedó un momento parada, y desde mi posición podía ver la silueta de su teta izquierda. Su bonita espalda desnuda, melena morena hasta los hombros, su culo perfecto, natural, solo adornado con un pequeño tanga blanco. Solo esta imagen haría correrse inmediatamente a muchos hombres.
    
    —Ya estás satisfecho? —Dijo girándose levemente, dejándome ver el pezón de su teta izquierda
    
    —No, todavía llevas el tanga puesto ...
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