1. La infausta cena


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... una chavala. La verdad es que Roxana nunca me ha tratado así, pero parece que Lorena ha tenido más entrada en los mellizos para elegir sus ropas y decidir qué han de ponerse. Mientras Lorena inspeccionaba a Gaspar, Fernando señalándome hacia sus partes me dijo al oído:
    
    —”Yo también lo llevo puesto toda la tarde, igual al vuestro por orden de la «mademoiselle»”.
    
    No tuve más remedio que reírme y entendí el rollo que se llevan los tres hermanos. Daba muchas recomendaciones tía Fina a los «niñitos», mientras Luis le decía que éramos mayores. La besé en la boca para decirle un «hasta luego» y me contestó un «te quiero, Jess» como nunca había salido para mí de labios de una mujer.
    
    He notado que para las madres que aman a sus hijos y son correspondidas, éstos no se hacen nunca mayores. Esta es una constante. No se resisten a que sus hijas se hagan mayores hasta que no les dan un nieto. Pero los hijos gay para su madre son siempre una preocupación, no los consideran nunca mayores, siempre los quieren proteger, cuidar, mimar..., son sus niños, los ven más desamparados y aman al novio de su hijo, si lo tiene, como a su propio hijo y lo tratan igual. Tía Fina es de estas mujeres. A su hijo Andrés lo cuida ya una mujer; ella ya no se mete con él. A Fernando lo trata como al que un día se le irá de casa. Lorena, si se casa, le dará un nieto para hacerse mayor y se convertirán en amigas y confidentes. Pero Gaspar será siempre su niño, el niño, el preferido. Así me sentí, junto ...
    ... con Gaspar, para tía Fina; me demostraba un querer de madre del que yo tenía tanta carencia y más necesidad.
    
    Con este pensamiento se me escapó una lágrima y se humedecieron mis ojos. Gaspar se dio cuenta y me dio un codazo como quien pregunta qué es lo que me estaba pasando. No le respondí, solo le hice un gesto con la cara y con las manos de que no me pasaba nada.
    
    *****
    
    Salimos de casa. Subimos al coche y Gaspar arrancó. Lorena y yo nos pusimos detrás. Me puse detrás porque pensé que Lorena se pondría delante. Cuando la vi a mi lado le pregunté por qué no se había sentado delante y me respondió secamente:
    
    —”Ahí va Luis”.
    
    —”No es verdad”, protestó Gaspar.
    
    —”Pues ya me dirás por qué no le dijiste a Jess que se sentara delante”, replicó Lorena.
    
    —”Porque pensé en ti, para que no estés separada, para...”
    
    —”Ya, ya, ahora sí que soy importante”, cortó Lorena.
    
    Yo me estaba riendo de verlos pelear como perro y gata, lo que no cuadraba con lo bien que se planificaban la vida ayudándose mutuamente.
    
    —”¿Entiendes por qué no me voy a casar con una mujer nunca?, me dijo Gaspar.
    
    —”Eso tampoco yo me lo creo”, le dije y seguí: “porque creo que en cierta manera estás casado ya con Lorena”, y me puse a reír.
    
    —”De ninguna manera, yo con esta no quiero saber nada, ya tendrás experiencia, ya”, dijo Gaspar mientras se reía.
    
    Nos pusimos a reír todos y Lorena nos contó cómo hizo para conseguir las camisas y por qué se le ocurrió lo del slip. Resulta que sus amigas ...
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