1. La infausta cena


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... que la calentura se bajaba. Antes de la segunda ronda les expliqué que si los mordiscos hacen daño, el dolor atenúa la tensión y la sangre se va a un solo lugar y no sube a lo largo de la polla. Que tenían que mordisquear el capullo. Dos gays diciendo que han de hacer unas putitas de poco alcance... brrr... Les prometí que si lo hacían mejor, les enseñaría cómo se hace. Pasó la segunda ronda. Me dolía Lorena que le daba un no sé qué mamársela a su hermano, pero yo le decía que no había problema, que todo es un juego. Todo fue inútil. Las pollas se mantuvieron incólumes. Entonces para mi sorpresa, Araceli intervino:
    
    —”Puesto que no hemos sido capaces de excitarlos con nuestras bocas, a ver si podemos con nuestro coño”.
    
    Repliqué:
    
    —”Ya que no se trata de que no habéis podido, sino que no habéis sabido, hemos de enseñaros cómo se hace.”
    
    Todas de nuevo se pusieron de acuerdo. Entonces me puse de rodillas delante de Gaspar, me llevé su polla a mi boca, y comencé a friccionarla lentamente, la sacaba y de nuevo me la metía hasta la garganta, en un momento determinado, con la punta de mi lengua pasaba a lamer el anillo por dentro del prepucio que levantaba con dos dedos. El silencio era sepulcral y la respiración de las chicas entrecortada. Pero la polla de Gaspar se puso dura, muy dura, y al que estaba a punto de eyacular llamé a dos voluntarias que se levantaron enseguida —las muy putas— y se pusieron delante de Gaspar de rodillas, me levanté y seguí masturbando aquella ...
    ... sobrecargada polla que soltó toda su leche y llenó la cara y el pelo de las dos chicas. Con el pie les di la señal de que se sentaran en su sitio y Gaspar sin ninguna orden hizo otro tanto de inmediato. Me hizo una mamada excepcionalmente caliente, mi polla atravesó su garganta y yo comencé a retorcerme de placer y sudaba de tal modo y tanto que las chicas estaban más sorprendidas y temerosas que felices. Sin duda alguna fue la mejor mamada que jamás me habían hecho, larga, esplendorosa, con maestría, codiciosa, porque de verdad se metía mi polla más allá de la garganta, atravesaba las amígdalas que le daban arcadas, pero no le impedían continuar. Quería lucirse y ¡bien que lo hizo! De pronto dije:
    
    —”¡Que me vengo, que me vengo!”
    
    Vinieron dos chicas y sobre ellas eyaculé. Con mis manos dirigí la polla para que disparara en plena cara y llené su nariz y labios de mi propio esperma.
    
    La sorpresa mayor fue cuando llegó el momento de orinar. Había unos plásticos que yo había visto y los trajimos entre los dos, los extendimos en el suelo y se pusieron las otras cuatro en fila, pero antes de que comenzáramos a orinar, las cuatro primeras ¡que eran putas de verdad!, se juntaron y prolongaron la fila. Reventamos casi al mismo tiempo, y las llenamos de orina totalmente. Los sujetadores y bragas quedaron repletos de nuestra orina.
    
    Al acabar se abrazaron todas, pero se notaba que estaban cansadas. Salimos a la piscina y nos duchamos allí mismo. Todas se quitaron sus bragas y ...