Mi esposa, prostituta por necesidad
Fecha: 26/09/2022,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Alberto, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... que ella iba, pero el corazón me saltaba en el pecho a un ritmo muy acelerado y sentía un nudo en la boca del estómago y casi no podía respirar.
Desde ahí sentado pude ver que hablaron durante unos cinco minutos y luego echan a caminar hacia afuera del parque, cruzan la acera y se acercan a la puerta del hotel Alameda, que está casi enfrente, pero al extremo derecho de dicho parque. Se detienen cerca de la entrada y los veo dialogar como con indecisión. Finalmente entran, ahora si, al verlos entrar sentí una fuerte angustia que casi no podía contener. De haber podido habría echado a correr para impedir que entraran, pero apenas sí podía moverme sin el bastón, así que desesperado vi pasar el tiempo imaginándome mil cosas.
Pasan los minutos y el sentimiento de angustia y el nudo en la garganta era más intenso. Muchas escenas se me venían a la mente y al imaginar lo que seguramente estaba ocurriendo me venían ganas hasta de llorar. Era una humillación muy grande para mí, pero no por el paso que ella estaba dando, sino por la impotencia de no poder librarla de esa vergüenza. No sé cómo explicarlo, pero eran tantas emociones juntas que casi no podía pensar, solo sentir.
No pude apartar la vista de la puerta del hotel a pesar de estar a más de cien metros, y el corazón me saltó en el pecho cuando los vi salir unos 40 minutos después de haber entrado. El tipo tomo la dirección contraria al parque y mi mujer regresó a dicho parque pero no directo hacia mí, sino que caminó por ...
... enfrente, junto a la acera de la calle, me imagino que para después tomar el pasillo que la traería directo hacia mí. Pero antes de girar hacia dentro por el pasillo, la aborda otro sujeto y se ponen a hablar y pude ver que era el tipo que estaba sentado en la banca vecina a donde yo estaba, el cual nos había estado mirando con atención poco antes.
Después de hablar unos minutos, comienzan a caminar y cruzan la acera, ahora hacia el otro hotel que está exactamente enfrente, el Hotel Nacional. Entran y desde mi posición pude ver cuando se detuvieron ante la recepción, el tipo paga, le dan una llave y toman las escaleras y los pierdo de vista. Está por demás explicarles el mar de emociones que me invadió ahora con mayor intensidad sabiendo que era el segundo; sentía el impulso de gritarle que no, ¡otro más ya no!
Mi esposa no iba vestida de manera llamativa ni mucho menos, su ropa era sencilla como toda señora ama de casa, ropa formal y simple, nada que ver con una mujer de ese oficio. ¿Por qué se tomaron la libertad de abordarla esos sujetos? Seguramente por su juventud y porque, aunque no era una belleza, si era muy agradable y tenía bonita figura. El asunto es que para nuestra fortuna o desgracia, según el punto de vista, en poco tiempo entró a un ambiente que nunca nos imaginamos conocer y que despertaría, primero en ella y con el tiempo también en mí, un deseo por vivir cosas diferentes a lo habitual en la vida matrimonial.
Según me dijo después mi mujer, el primer ...