1. Historia anónima


    Fecha: 09/09/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Duoaduo, Fuente: CuentoRelatos

    ... antes de subirnos le dije a Chicogranada que íbamos a nuestro hotel y que podía acompañarnos. Ana me miró y aunque no dijo nada, sus ojos reflejaban que seguía siendo una decisión solamente mía y que no podía acusarla de nada.
    
    En el coche, Ana se puso delante, a mi lado, Chicogranada en la parte de atrás, antes de partir le pregunté al chico si llevaba consigo todo o si necesitaba coger algo, pensando sobre todo que no olvidase los preservativos, pero él me aseguró llevaba todo. No hablábamos casi nada durante el trayecto, había poco tráfico. Callados los tres, tragando saliva y seguramente pensando durante el camino la noche que nos esperaba, con algo de incertidumbre, quizá con sexo, con sudor. Él puso una mano en el hombro de Ana y le acarició el cabello una sola vez.
    
    Cuando aparqué y nos bajamos tomé una decisión. Le dije a Ana que subiese a la habitación, que se pusiese cómoda y guapa mientras nosotros fumábamos un cigarro en la calle, Chicogranada me miró con un poco de desconcierto, no esperaba esa decisión por mi parte y casi podría jurar que distinguí un resplandor de miedo en sus ojos viendo peligrar la noche con mi hermosa mujer.
    
    Mientras ella se encaminó hacia el ascensor, un poco confundida, le hice una indicación a Chicogranada para que me acompañase a la salida y poder tener unas palabras con él.
    
    Ya fuera del hotel, se notaba el frio, casi parados y fumando le pregunté por su parecer acerca de Ana, la respuesta fue rápida y concisa, estaba muy ...
    ... buena, le había gustado mucho y deseaba pasar la noche con nosotros. Era lo que esperaba.
    
    Bien, ahora lo que faltaba es que calmase un poco las ansias y fuese despacio, yo le marcaría los tiempos y lo que debía ir haciendo. Ella no pondrá muchas pegas, aceptará casi todo lo que le digas y le vayas haciendo, pero seré yo quien te diga cómo y cuándo lo debes hacer. Le pregunté por si se acordaba de los gustos eróticos de Ana y tardó un poco en recordar que le gustaba el masaje, las caricias en su trasero y lo que le gusta a toda mujer, que hundas la cabeza entre sus piernas. Le dije que cuando subiésemos, debía de actuar despacio, incluso para desnudarla si era necesario, todo con suavidad.
    
    Aceptó encantado, con algo de impaciencia por saber si había alguna otra premisa. Por supuesto que tenía alguna más, nada de sexo sin preservativo, nada. Y mis indicaciones hacia él y para ella serian con pocas palabras, esperando que el hablase poco también.
    
    Al final fui un poco amenazante, como hubiese algo extraño o que no nos gustase se acabaría todo. Chicogranada me preguntó si yo quería intervenir o mirar, le dije que haría ambas cosas y que al final él tendría las riendas de la situación. Eso le calmó, casi le aseguró que hoy, esa noche, pasaría una velada maravillosa.
    
    Me dijo que siempre le pediría permiso a ella antes de hacer algo nuevo, que quería su consentimiento a no ser que fuese algo que ella pidiese y que a él le gustaba dar y entregarse antes de pedir nada, pero que ...
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