LA AMIGA DE MAMI - Relatos Eróticos

LA AMIGA DE MAMI

... boquita de Clarisa. Cuando ésta aplicó su boca en el hoyo de nuestro huésped, su culito quedó expuesto ante mí. Su intención es obvia.
Se la ensarté sin más trámite. Mientras ella absorbía el semen desde el culo de Vale, yo la enculaba nuevamente…, aunque no acabaría. No me importaba. Igualmente era lindo para ella y para mí. 
-¡Esto es genial! ¡Tus empujones sobre Clarisa los siento través de la boca de ella! ¡Nadie coge como ustedes! 
Cuando Clarisa separó su boca del culo de Valentina, fue señal de que había tomado todo… y que el juego había concluido. Se la saqué… Ella giró y me besó. Me transfirió el sabor de mi propio semen a la boca y lengua. ¡Hermoso final!
-Clari, tesoro… ¿me prestás tu cama?
-¿Mi cama?
-Si, quiero ir a descansar…
-¿Y por qué a mi cama?
-Porque les dejo ésta para ustedes. Valentina tiene varias horas más para aprovechar…
-¡Jajaja! ¡Sos un amor!
Fui tranqui a la cama de Clarisa. No me imaginaba lo que iba a pasar… ¡los olores! ¡Los aromas! ¡Genial! El aroma de sus axilas, de la transpiración bajo el globo de las tetas, en su vientre… ¡El aroma del pubis! ¡De los muslos! ¡Es como dormir en el paraíso! Eso trataba de imaginarme yo. Pero me hundí en los brazos de Morfeo (este Morfeo debe tener más brazos que un pulpo… ¡media humanidad está en sus brazos!) 
No sé cuánto tiempo más tarde, ...

... Clarisa me despertó… como hacen ella lo hace… Sentí sus besos, caricias, lamidas. Cuando desperté Clarisa sonrió parada al lado de la cama.
-Da resultado ¿no?
-¡Jajaja! – Un despertar feliz. Me senté en la cama y la tomé de los glúteos, apretándola contra mí. ¡La chupé toda!
Luego me paré. 
-Pasame las piernas por la cintura. – La levante contra mí. Concha y pija se encontraron rápidamente. Ensartada la llevé a la cocina.
-¡Jajaja! ¡Muy bien! ¡Llegan los reyes!
-¡Jajaja! – Todos reímos.
-Acomodá la silla, Aldi. – La puso adecuadamente. Me senté con Clarisa a horcajadas.
Cabalgando llegó al orgasmo. Cuando se paró, chorreando fluidos, Valentina habló.
-¿Puedo ir yo?
-Por supuesto, tesoro. Toda tuya. – Y la sacudí en medio de risas de las chicas. 
Se montó reemplazando a Clarisa. Una nueva cabalgata durante unos cinco minutos, mientras Mami y las chicas servían las milanesas con fritas. ¡Nuevo orgasmo de Vale!
-¡Esto sí que es vida! Si no tuviera que atender un kiosco, me quedaría a vivir con ustedes. ¡Jajaja! – Valentina lo decía como chiste…, pero yo no estaba tan seguro de que fuera un chiste. ¡No le faltaban ganas de que fuera así! Aunque a mí no me faltaba nada, no despreciaría tal posibilidad… pero cuando no hubiera “nadie más”.  
-Siempre vas a ser muy bien recibida. – Clara expresó la opinión de todos.