Manuela (02)
Fecha: 27/09/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... que me aplastas. ¿Sabes?, has conseguido excitarme con tu guarrada".
"Bueno, pero me parece que quiero otro numerito. Quédate a cuatro patas en el suelo y empieza a gatear por la habitación. ¡Vamos coño, ahora mando yo!".
Desde que leí un libro de Henry Miller he tenido la secreta esperanza de realizar algo parecido: "venga tía, camina a cuatro patas por toda la habitación, despacito, ya te diré yo cuando ir al baño". Al mismo tiempo golpeo el suelo con mi cinturón alredor del cuerpo de Manuela. Nuestra imagen reflejada en el espejo es como una bocanada de aire caliente, ¡joder que excitación!.
"Atrévete maricón, haz lo que de verdad te excita. Vamos, a qué esperas, ¡cobarde!, ¿no tienes cojones o no sabes lo que te gusta?".
¡Plaf, plaf, plaf! ... Tres, cuatro, cinco azotes secos, fuertes, sonoros, rotundos, con ganas disimuladas durante años. Ese culo redondo y grande marcado por lineas rojas y gruesas ...¡Qué cojonudo!. ¡Qué excitante! ¡Qué maravilla!. ¡Qué ganas contenidas!. Mi polla late como nunca exigiendo ya una liberación que todo mi cuerpo también pide.
"Al baño, rápido, siéntate en la taza y hazme la mejor mamada que sepas". Mientras libera su culo de mi orina, Manuela comienza a chupármela con ganas. Sus labios, los dientes, la lengua; entrar y salir, meter y sacar ... "Guarra, zorra, ...
... golfa, mamona, sigue y no pares hasta que yo te lo diga, ¡vamos!, sigue guarra, sigue ...".
Me agarro a sus rubios cabellos apretando su cabeza contra mi polla. No grito muy fuerte, creo, pero aún la recuerdo como la mejor corrida que hasta entonces he tenido: "Ahhhhh, sigue, no pares; traga mi leche, ¡puta! ....".
Casi me caigo con la flojera de piernas que me produce este largo, profundo y necesitado orgasmo. Tras unos segundos durante los cuales Manuela sigue chupando mi rabo, me separo de su boca dejando un reguero de saliva, semen, sudor ...
"Cabroncete, ¿así que tus fantasías van de darle un poquito de látigo a las tías ...?. ¡Joder, cómo te pone el insultarme!. Un poco más y me ahogas con tu lechada. Seguro que ahora ya no me das polla y me tengo que masturbar".
No estoy yo para alegrías con el rabo. Me siento en la banqueta que hay junto a la bañera y con los ojos semicerrados estoy viendo como la rubia se masturba con ganas, masajeando el clítoris con rapidez, con prisa. "Maldito cerdo, me pones cachonda y luego nada de nada ...; maricón de mierda, no te trabajas mi coño ...".
Con lindezas similares está masturbándose apenas durante unos minutos. Tras correrse se va a la habitación, masculla entre dientes algo similar a "lo guarra que soy, mira que mearme en la cama" y se queda dormida en el suelo.