LA TÍA CARMEN. ¡M APRENDERAS A OBEDECER¡ - Relatos Eróticos

LA TÍA CARMEN. ¡M APRENDERAS A OBEDECER¡

... Aprenderás a obedecer, te lo aseguro – Me recriminó con un tono enojado en su voz, continuaba muy enojada conmigo, esta vez la había defraudado por completo. Lo que había hecho no tenía nombre, había sobrepasado los límites.

Quedé encerrado, inmovilizado y amordazado sobre el potro en el silencioso sótano de la tía Carmen. Ella no tenía ninguna prisa, abandono el sótano y me dejó allí durante horas. No iba a ir a ninguna parte. A su regreso me encontraba en la misma posición tal como me había dejado, no podía moverme sobre el potro. Os diré que cumplió su promesa y volví a recibir otros 50 correazos con su cinturón de piel, no tuvo la menor piedad. Cuando mi tía Carmen prometía algo lo cumplía siempre. Mi culo quedó completamente dolorido, todavía más, ya llevaba una buena ración de azotes. Llevaba 100 correazos pero todavía quedaba la mitad.

Mi tía volvió a abandonar el sótano de nuevo y me dejó allí solo de nuevo. Las esperas cada vez se hacían más largas. Tuve mucho tiempo para pensar en mi comportamiento y lo que habíamos hecho a esa pobre chica. Estaba arrepentido. Mi castigo no había terminado, más bien lo contrario todavía quedaba mucho por delante. Las siguientes horas fueron las más decisivas y puedo decir que en toda mi vida, aprendí de verdad a comportarme. Mi tía fue realmente estricta, tal como me lo merecía.

Había transcurrido varias horas desde que entré en casa de mi tía Carmen. Llevaba una buena cantidad de azotes de su correa pero ahora era ...

... cuando empezaba mi verdadero castigo. Tras estar una hora nuevamente solo en el sótano, la puerta se abrió de nuevo y apareció de nuevo mi tía Carmen en la puerta. Cerró la puerta tras de sí y caminó despacio hacia mí. Hacía calor en el sótano, observé como mi tía se quitó su vestido de su cuerpo. Quedó completamente desnuda ante mí, enseñándome su cuerpo enorme y voluptuoso. Enorme culo, grandes pechos, gran estómago  y un coño completamente peludo.  Caminó lentamente hacia mí, donde me encontraba inmovilizado y amordazado sobre el potro y se detuvo a escasos centímetros de mi rostro.

Agarró sus inseparables guantes de goma largos y comenzó a enfundárselos en sus manos y brazos mientras me miraba fijamente. Su mirada airada me intimidaba, seguía muy enfadada conmigo, esta vez me había comportado peor que nunca. La había desobedecido volviendo a emborracharme y no solo eso, había humillado a una chica inocente. Mi tía no me lo perdonaba, era una mujer muy justa y estricta y no iba a permitir que yo me comportase de aquella manera. Continuó ajustándose sus guantes de goma, escuchaba el crujir de la goma en sus brazos, sus guantes entraban con dificultad en sus voluptuosos brazos, el rechinar de la goma me ponía muy nervioso. 

-	¡¡Ahora empieza tu verdadero castigo. Tu culo ya está dolorido y es cuando te voy a azotar con dureza¡¡. Ohhhhhhh tu mamaíta no va a venir a salvarte….. ¡¡ llámala si puedes ¡¡¡… ohhhh no puedes decir una sola palabra¡¡ …. Voy a romperte el culo a ...