LA TÍA CARMEN. ¡M APRENDERAS A OBEDECER¡ - Relatos Eróticos

LA TÍA CARMEN. ¡M APRENDERAS A OBEDECER¡

... correazos, el dolor será muy duro, pero lo aguantaras quietecito y en silencio. – La tía Carmen furiosa terminó de ajustarse los guantes de goma a sus dedos y agarró la correa de piel.


Mi pesadilla comenzó. Sus azotes eran muy intensos y dolorosos. No tenía prisa. Entre azote y azote se tomaba su tiempo. Se escuchaba el chasquido de su correa al chocar contra mi culo en el sótano, acto seguido se tomaba su tiempo y volvía a azotarme de nuevo duramente. ¿Conocéis el infierno? Pues os puedo decir que estuve en el en aquel momento. La azotaina se hizo insoportable, cada azote era más y más doloroso. El dolor era terrible, su cinturón me causa un dolor insoportable. Las lágrimas resbalaron por mi mejilla sin poder hacer nada, no podía moverme un milímetro y mucho menos quejarme o suplicar. Su mordaza  era infalible y mi boca  me sabía fatal, un sabor muy fuerte inundaba mi boca sin poder escupir su mordaza por la cinta.

Terminó de azotarme, no se detuvo hasta propinarme los 100 azotes restantes. Lloraba pero a ella no la importó lo más mínimo, fue muy estricta, iba a aprender una verdadera lección que jamás olvidaría. 

-	¡¡ Ahora no eres tan chulo¡¡ . Eres una puta llorona. ¡¡ A partir de hoy, vas a aprender a obedecerme, si vuelve a hacerlo…. Ya sabes lo que te espera… no serán 200… aumentaremos a 300…. ¡¡Tú decides¡¡. Si vuelves a desobedecerme…… será mucho peor…. Te azotaré más duro y será mucho más largo. Empieza a respetarme…. La próxima vez no seré tan benévola…. ...

... Quizás te amordacé con las bragas completamente cagadas…. ¿crees que no me atrevo?.... desobedéceme y lo comprobaremos… - Mi tía Carmen sembró  el pánico en mí. Estaba seguro que era capaz de hacerlo, pero no iba a darla motivos. Había aprendido la lección.

La tía Carmen se ajustó los guantes de nuevo, se la habían caído de su brazo voluptuoso, tiró del extremo y se los ajustó de nuevo a sus dedos mientras agarró firmemente su correa gruesa de cuero. Quedaban 10 azotes. Fueron insufribles, el dolor fue muy intenso, lloré y lloré, aprendí la lección por completo. Cada azote  me produjo un dolor que me producía llorar más y más, pero en silencio, su mordaza me impidió emitir sonido alguno. No quería pensar que ocurriría si volvía a desobedecerla, si cumpliese su promesa sería horrible con sus bragas cagadas en mi boca azotándome.

Terminó su castigo. Creía que iba desatarme y dejarme marchar, pero estaba equivocado. Comenzó a hacer una serie de preparativos que no comprendía. Colocó al lado del potro de madera donde me encontraba inmovilizado una especie de percha alta. Colocó una bolsa con líquido en su interior. Agarró de su armario una goma gruesa de silicona de color trasparente y se acercó a mí con ella agarrándola en su mano enguantada en sus guantes de goma de fregar.

-	¿Ves esta goma ?.... ¡¡Ahora vas a recibir un enema ¡ ya sé que es muy gruesa pero va entrar en tu culo por completo. Va a ser muy dolorosa, demasiado dolorosa pero no me detendré hasta que entre ...