1. El cumpleaños de la tía Eli


    Fecha: 05/10/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Lman13, Fuente: CuentoRelatos

    ... mi saco había unas nuevas pantaletas húmedas y entre las piernas de Jess la sensación placentera del orgasmo que se le había negado durante tanto tiempo.
    
    No bien había tocado la cama me perdí en la oscuridad acogedora del sueño.
    
    Ana había cumplido su promesa…
    
    Lunes
    
    Lunes. Once y diez de la mañana. El sol entra a raudales por la ventana. Afuera, en el exterior de la casa, se oyen ruidos y voces. Me quedo acostado un momento más y empiezo a cobrar conciencia de mi propio cuerpo. Me duelen piernas, brazos y espalda. Abro los ojos y la luz entra como un latigazo de electricidad que viaja, en menos de un segundo, hasta mi cabeza y la golpea con la fuerza de un tren. Vuelvo a cerrar los ojos con fuerza y después de unos segundos los abro lentamente. Poco a poco me acostumbro a la luz y con gran esfuerzo me siento en la orilla de la cama. Salvo por los zapatos, sigo completamente vestido, hasta el saco blanco sigue aún sobre mí, arrugado y lleno de arena al igual que el resto de mis ropas. Me pongo de pie y me quedo quieto un momento para afianzar mis piernas en la realidad. Me quito el saco y lo arrojo a la cama. Del bolsillo interior salen unas pantaletas rosas y unas blancas y entonces todo viene a mi mente. El recuerdo del sexo, de los celos, de las lágrimas y del éxtasis. Tomo el saco, busco en los bolsillos laterales y ahí están dos pantaletas más, una en cada uno. Las identifico, relaciono los colores y las formas con cada una de las entrepiernas que aún cubrían ...
    ... hace algunas horas. Las acerco a mi rostro, aspiro y recuerdo cada momento del día anterior. Las guardo entre mis cosas donde nadie las pueda encontrar, me quito la ropa y me meto a bañar con una erección entre las piernas.
    
    Bajé a la cocina pensando en tomar unos cuantos litros de jugo, cuando llegué me encontré con mis tías y mi mamá platicando muy divertidas frente a una taza de café.
    
    - ¡Hola dormilón!
    
    - ¿Y por dónde salió el sol?
    
    - ¡Alex! ¿Cuánto bebiste anoche?
    
    - Deja al nene. Era una fiesta y se supone que en una fiesta uno se toma sus copitas. No es como si se hubiera caído de borracho o algo así.
    
    - Buenos días tía Eli.
    
    - Por donde siempre tía Jess… ¡Creo!
    
    - Dejé de contar después de seis botellas mamá.
    
    Mis tías se rieron y mi mamá dijo con una media sonrisa en la boca:
    
    - ¡Chamaco del demonio…!
    
    Tía Jess me dio un beso en la mejilla e hizo que me sentara en la mesa para servirme el desayuno… o como sea que se le llame a la comida a esa hora. El café fue un bálsamo y el jugo con un par de huevos fritos con tocino me volvieron a la vida.
    
    - Y ustedes no se rían. ¿Cómo esperan que eduque yo a este chamaco si se la pasan consintiéndolo?
    
    - Alex no es ningún chamaco, es un hombre ya. Y déjame decirte que es un gran hijo. Habías de ver las que pasamos nosotras con nuestras niñas. ¡Ni te lo imaginas! Eran… ¡son tremendas!
    
    Mamá sonrió sabiendo que tía Eli tenía razón y me preguntó:
    
    - ¿Y siquiera te acuerdas de cómo te la pasaste anoche ...
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