Ganas de toda la vida - Relatos Eróticos

Ganas de toda la vida

... acceder a la zona de su espalda donde estaba sentado el negro todavía, le pegue a él un empujón que le hizo reclinarse paralelo a ella y sin dejar pasar ni un segundo para poder pensarlo y poder arrepentirme, le cogí de nuevo la polla con mi mano y se la hacerque a las partes íntimas de mi mujer apunte con su polla a su ano y después reclinarme y de darle un chupeton en él dejándole toda la saliva que pude, momento en el que llegue a tocar con mis labios aquella enorme polla (plastificada eso si) procedí a empezar a metérsela, con un poco de difultad por lo grande que era, pero con un ajuste de postura de ella cuando vio lo que iba a suceder, anchándole yo bien las piernas con los brazos y un golpe de cadera que le metió el negro,  se la clavó hasta la mitad, tan bien le había entrado que no protesto nada, al contrario gimió tímidamente para empezar a menear de nuevo la pelvis y así empezar a follarse al negro ella misma, el otro era tal la escitacion que tenía encima que empezó a culear también y en unos segundos estaban dándose de lo lindo ambos, le entraba y le salía aquella enorme polla a velocidad de vértigo y ella no paraba de gemir, a él se le veía cada vez más fuera de sí, no iba a aguantarle mucho a ese meneo de culo que le estaba dando mi esposa, para igualar la contienda metí la cabeza entre las piernas de mi mujer para chuparle el coño y esto le hizo suspirar como una loca, estaba a punto de correrse también, en unos segundos empezaron a jadear los dos como ...

... locos están corriéndose a la vez y yo con la cara metida entre sus piernas sin dejar de comerle el coño,  así como que de vez en cuando se me iban unas lengüetadas a la gran polla del negro y el ano  de mi mujer, así seguí yo hasta que pararon.

Pasaron como mucho dos minutos estando los 3 inmóviles cuando le agarré de nuevo la polla al negro y se la saque del culo de mi mujer, había dejado en el depósito del condon una buena carga de leche y al sacarla también pude comprobar a pocos centímetros del agujero del culo se le había quedado a mi esposa súper dilatado de tener ese pollon dentro, le cabía un bote de desodorante tranquilamente, le pase los dedos con suavidad  por los bordes de su ano y le repeti la operación con la lengua dándoles lengüetazos en círculo donde había tenido halogada el rabo del negro haciéndole lanzar un suspiro del gusto que le daba esos lametones en esa zona de terminación nerviosa tan dilatada y manoseada durante casi una hora. 

El negro de quería quedar a comentar ya no habíamos intercambiado palabra alguna, pero de nuevo con un movimiento de cabeza le volvía a dar la negativa. Yo me quede allí con ella, quedo de medio costado sin moverse, totalmente relajada de la súper follada un le habíamos metido, estaba bastante sudada por el movimiento y por el calor que nos daba el sol, aunque no era un día especialmente caluroso, yo tenía la polla empalmada de nuevo y aprovechando que tenía la excitacion al 100% todavía, empezó a meneármela con la mano ...