ESTÁ DURA LA ARMADURA - Relatos Eróticos

ESTÁ DURA LA ARMADURA

... disposición…
-Está muy bien equipada…, pero me siento una invasora…
-¡Ni se le ocurra! - Le indiqué donde hay café, té, yerba… Le dije que podía utilizar lo que quisiera. Le indique donde están las toallas y toallones para un baño.
-Dani… ¡usted es una joya!
-No hay ningún problema Andina. Espero que le sea útil. Hasta luego.
-¡Gracias, muchísimas gracias! ¡No sé cómo pagarle!
-No tiene que pagar nada. Espero que todo sea bien para usted. Hasta luego. - Y salí, indicándole antes donde estaban las copias de las llaves, por si quería cerrar.
Estuve un par de horas en la obra y regresé a la casa. Supuse que habría dormido y duchado. Seguro. Entre en silencio, por las dudas todavía estuviera durmiendo… Fui en hacia el dormitorio. Si está cerrado, así lo dejaría hasta que salga. 
No estaba cerrado. Andina estaba frente a uno de los grandes espejos…, que yo había agregado… para mayor placer… Se había colocado un vestidito de finos breteles, y corta falda. ¡Está hermosa, con veinte años menos!
Me retiré en silencio. No quiero que piense que la estoy espiando. Fui a la cocina. ¡Había hecho café! En un segundo estuvo conmigo.
-Oh Dani, no lo escuché. 
-No hice ruido, porque pensé que todavía estaría durmiendo.
-¡Sí! Dormí magnifica. ¡Esa cama es una droga! Te acuestas y no podés dejar de dormir. ¡Jajaja! Aunque supongo que a veces no dormirás. - ¡Me tuteó! - ¡Jajaja! ¿No?
-No. A veces, no.
-¿Para eso son los espejos? ¿Para que te mantengas despierto?
-Bueno…, hay de ...

... todo. A veces leo…
-¡Jajaja! ¡Seguro! ¡Qué menos! Pero bueno…, quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí, Dani. Me siento muy bien…, fantástica… La siesta, el baño… En realidad primero el baño  y luego dormí como si hiciera un mes que no lo hiciera.
-Perdona Andina, no quiero ser inoportuno…, pero esa ropa que tienes…, bueno…, no me imaginé que hiciera falta para una inspección de obra…
-¡Jajaja! La traje por si había algún espectáculo nocturno, fiesta, algo así. No sabía que el pueblo era tan chico…, y que no hay posibilidad de alojarse…
-Y ahora… ¿piensas ir a algún lado?
-No, no, para nada. Me vestí así, para no ponerme la ropa de obra… y para agradecer tu gentileza.
-Yo… no quiero… molestarte…, pero no puedo dejar de decirlo… Tal vez sea una impertinencia, espero que no lo pienses así.… ¡Estás hermosa!
-¡Jajaja! ¡Gracias! ¿Ves? ¡Es mejor que los vaqueros y la camisa!
-No…, no es eso. Con vaqueros y camisa también sos…, bueno… ¡estás muy buena!
-¡Jajaja! ¡Qué atrevido! No tengo colegas que sean tan amables como tú.
Estábamos sentados, en las banquetas de la pequeña barra, tomando el café. La pollera estaba más arriba de la mitad de sus muslos. Bellísimas piernas, perfectas.
-Me olvidé de algo importante. No te ofrecí licor para acompañar el café.
-No, no, por favor. ¡Entonces volveré a no poder manejar!
-No importa, te quedas a dormir. 
-¿Si? ¿Dónde?
-En mi cama…
-¿En tu cama?
-Si claro, no temas, yo voy al sofá. Es muy amplio y se está cómodo.
-Ah, ...