Malas influencias
Fecha: 24/09/2023,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sensualidad. Su forma de vestir, de gesticular y de hablar emanaban un erotismo elegante y sutil. Sin embargo, fue en aquel preciso instante cuando todos pudimos constatar que las aptitudes de la rubia iban mucho más allá de una exuberante feminidad. La alta amiga de mi esposa poseía un inusual talento para complacer oralmente a los hombres.
Mientras le comía las tetas a Tere, ésta no perdió el tiempo. De que quise dejar de chupar sus pezones, la maestra ya estaba casi desnuda. A diferencia de Bea, ella sí poseía unas curvas capaces de marear a cualquier hombre. Mis manos recorrieron el sinuoso trazado que iba desde el esbelto cuello de la maestra hasta el valle que señalaba el comienzo de sus piernas. En aquel remoto lugar hallé un manantial de aguas termales y, en su parte más alta, un punto especialmente sensible al roce de la yema de mis dedos.
Un inusitado primer orgasmo convirtió a la morena en una aliada aún más aférrima. Teresa no dudó a la hora de aplastar la cara de su amiga contra la mesa para que yo lamiera alternativamente el sexo y el ano de la rubia. De bruces sobre la dura superficie de madera de haya, la boca de Beatriz dejó escapar a jadeos su premonición. Sodomizar a aquella hembra era, en efecto, mi siguiente propósito y para ello pretendía emplear el mejor lubricante del mundo, los fluidos de su sexo.
Mi solícita sirvienta comenzó a masturbar a la apurada abogada para así hacer más llevadera la penetración. Echada de bruces sobre la mesa, la ...
... rubia aguantó con bravura la intrusión de mi miembro viril entre sus escuálidas nalgas. Doblemente martirizada, la alta mujer se retorcía presa de una ansiedad tal que Tere y yo tuvimos que emplearnos a fondo con todo lo que teníamos a mano.
Con mi polla clavada en el trasero de Bea igual que una gruesa jeringa, emprendí el contundente vaivén que terminaría por anestesiarla. Por su parte, al estar masturbando a su amiga, Tere sólo disponía de una mano para contener los intentos de incorporarse de aquella.
El estricto tratamiento vía anal no tardó en provocar el efecto narcótico deseado en la estilizada amiga de mujer. Sólo entonces se relajó su esfínter y mi polla comenzó a entrar y salir sin dificultad de su trasero.
¡CLACK! ¡CLACK! ¡CLACK! ¡CLACK!
El familiar y apoteótico golpeteo proclamó el éxito de aquella unión anal que, junto al buen hacer de Tere, avivaría el desenfreno de la rubia hasta hacerla alcanzar el más atroz de los orgasmos que yo hubiera visto en mi vida.
Tumbada en el amplio sofá en donde la habíamos recostado, Beatriz continuaba aturdida. Después de la concatenación de orgasmos, la abogada no lograba hacerse viva. Mientras que nos minutos antes su rostro desencajado había exteriorizado un placer insufrible, ahora sólo una liviana reminiscencia de aquel se distinguía en sus facciones. Era pues hora de cumplir la promesa hecha a la otra divorciada.
Cuando regresé de lavarme un poco, Tere estaba repantigada en el único sillón que quedaba libre. ...