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Probando frutas maduras y ajenas (4)
Fecha: 29/09/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
... ganas, amiga”. A medio día fui a la farmacia para comprar un lubricante anal. En la noche, se lo mostré a Goya y le expliqué que primero debía dilatarle el anillo con mis dedos. Le advertí que sólo le dolería un poco cuando entraba la primera parte. “Agáchate”, le ordené. Ella se puso de rodillas, colocando su cara sobre el colchón, con las nalgas sobresaliendo, y procedí al ritual de introducir uno a uno los dedos hasta llegar a tres. La cara de Goya era de curiosidad y resignación, pero, salvo la introducción del glande y casi media verga, que le provocaron un dolor muy breve, cuando la tuvo completamente adentro e inicié mi movimiento, todo fue satisfacción, hasta llegar a un orgasmo mutuo, después del cual, ya reposando, me insistió en que le dolió poco. –En la mañana, como despedida me lo vuelves a meter así, sí me gustó –dijo antes de ir a la ducha donde nos aseamos. A la mañana siguiente, Goya me despertó con el bote de aceite en la mano. “Quiero ver si lo vuelvo a aguantar y si me sigue gustando”. Le di un beso cuando tomé el frasco y ella se mantenía sobre manos y rodillas. Le lamí el ano con suavidad, también la vagina y, especialmente el periné presionándolo en el centro con mi lengua. Empecé a poner el aceite y meter los dedos. Cuando estuvo lista, coloqué un par de almohadas y le pedí que se acostara boca arriba ...
... colocando la cintura sobre ellas. Le levanté las piernas, colocándomelas sobre los hombros y, embadurnado mi pene de aceite, lo metí. ¡Se fue como mantequilla hasta que toparon mis huevos con su coxis! “¡Ah!, ¡qué rico!”, exclamó ella. Le saqué varios orgasmos y entonces le llené el culo de semen. “¡Qué rico!”, volvió a decir cuando sintió el calor de mi eyaculación. Al sacárselo, escurrió mi esperma, acompañado de un poco de excremento. Nos fuimos a la ducha y allí me pidió que nuevamente la enculara. No necesitó del aceite, le entró fácilmente pues aún estaba el ano distendido. No me pude venir otra vez, pero ella sí. Al vestirnos y dejar listas las maletas para nuestra salida, ella me dijo “Me voy a llevar el aceite” –Tu marido se va a dar cuenta que viniste a coger, en lugar de trabajar –señalé como advertencia. –Él ya se lo esperaba, desde la vez que nos vio, le dije que tú eras uno de los nuevos amantes míos, cuando me reclamó –me quedé pensando en que su marido también sabría que la usé muy bien para encularla pues, además del culo abierto y el aceite, aprendió a mover las nalgas riquísimo. –¿Uno más? –pregunté dejando caer mi mandíbula por el asombro. –¡Ja, ja, ja, qué cara! Así le dije, pero eres el único. Además, hasta ahora me doy cuenta que no ha de ser malo tener más, la variedad es buena… –dijo dándome un beso.