1. Mis odiosas hijastras (4)


    Fecha: 29/09/2023, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... mi verga.
    
    —Bueno —dije. Aclaré mi garganta. Me acomodé en el asiento. Ahora la cercanía con Sami me inquietaba. Pero aún así continué—. Creo que el acto sexual es algo sumamente íntimo. Pero a veces uno termina acostándose con gente por la que uno no se siente tan atraído. Creo que ese tipo de cosas… —me aclaré la garganta de nuevo. Estaba claro que cuando me refería a “ese tipo de cosas” estaba hablando de la eyaculación facial, y esperaba que ellas lo entendieran así—. Ese tipo de cosas —repetí—, se deja para situaciones especiales, con personas especiales. Es una manera de que la intimidad entre esas personas llegue a otros límites.
    
    Hubo un momento de silencio en el que me sentí muy nervioso. Miré a las tres hermosas chicas, sin poder evitar imaginarlas con sus lindas caritas bañadas con mi leche. Al menos a una de ellas podría hacérselo. Así la erección nunca se me iría.
    
    —Mmmm Me parece que Adri nos está mandando fruta —dijo Valentina—. Todos los hombres quieren acabar en la cara de la mujer. Qué persona especial ni ocho cuartos. No conocí a ninguno que no quisiera hacérmelo.
    
    —En eso tenés razón Valu —dijo Agos—. Pero entendamos a Adri. Él piensa que tiene que tener mucho cuidado con lo que nos dice —Luego, dirigiéndose a mí, agregó—. De todas formas, no tenés por qué contestar preguntas tan íntimas.
    
    No supe qué decir. Había tratado de ser sincero sin ser vulgar, pero por lo visto había quedado como un idiota ante las chicas. Lo que había dicho no era del ...
    ... todo errado. No en cualquier relación sexual se da que la mujer se deje acabar en la cara, pero eso sucede porque es justamente la mujer la que decide si lo permite o no. En eso Valentina llevaba la razón. Si fuera por nosotros, acabaríamos en la cara a todas nuestras compañeras sexuales. Los hombres éramos muy básicos. Había cosas que gustaban a todo el mundo, y realmente nadie se preguntaba por qué.
    
    —Es todo por dominación —dijo Valentina—. Les gusta vernos sumisas, y no hay acto de sumisión mayor que una mujer arrodillada recibiendo el semen de un macho. Y ni hablemos de si nos lo tragamos todo —terminó de decir—. Si hacemos eso, prácticamente se creen nuestros dueños.
    
    —No hace falta que seas tan explícita —le recriminó Agos—. Somos todos grandes. Podemos hablar de esto, pero no es necesario caer en la vulgaridad.
    
    —¿Y vos tomaste muchas veces la leche? —quiso saber Sami.
    
    Largó la pregunta con tanta naturalidad que sentí que me estremecía. Sobre todo me llamaba la atención la liviandad con la que pronunciaba la palabra leche. Me estaba costando mucho escuchar a la pequeña rubiecita preguntar abiertamente sobre sexualidad. Pero tampoco quería quedar como un anticuado. Si me levantaba y me iba, para dejarlas solas, lo único que demostraría era que hablar de eso con ellas me incomodaba. Así que seguí con mi decisión de actuar con normalidad.
    
    Valentina se encogió de hombros.
    
    —Es un premio que doy solo si me gusta mucho el tipo —aclaró—. Pero no es rica —agregó ...
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