1. La historia de Claudia (13)


    Fecha: 11/10/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Más tarde, una vez que Claudia levantó la mesa y terminó de lavar la vajilla, ella y la cachorra comieron en cuatro patas sus alimentos para perros.
    
    Estaban haciéndolo cuando sonó el teléfono. Era Inés con una buena noticia:
    
    -Tengo confirmadas siete asistentes a la subasta, Blanca, ¿qué te parece?
    
    -¡Qué bien, Inés! –se entusiasmó la señora. –Bueno, el martes la cachorra tiene que ir a tu casa así que podemos organizarla para el jueves, digamos... a las nueve de la noche. ¿Estará bien para ellas ese horario?
    
    -Sí, querida, es una buena hora. Ya mismo empiezo a llamar para avisarles.
    
    -¿Y esa otra idea que tenés? ¿Vas a contarme o...?
    
    -Sí, Blanca, ya lo pensé todo. –dijo Inés y empezó a comentarle su plan.
    
    Al escucharla, la expresión de la señora iba pasando del asombro al entusiasmo alternativamente mientras miraba a sus perras que seguían comiendo sin alzar la cabeza, aunque escuchaban a su dueña con cierta inquietud al saber que se hablaba de ellas y que les estaban preparando algo que ignoraban. Sabían de la subasta pero, ¿de qué se trataría esa otra idea que había mencionado la señora?
    
    -¡Es genial! –exclamó Blanca en un momento. –Lo hacemos el próximo fin de semana.
    
    Se despidieron y la señora envolvió a sus sumisas en una mirada sádica al par que sus labios se curvaban en una perversa sonrisa.
    
    -Será muy excitante... –dijo como para si misma y se inclinó sobre los recipientes comprobando que no quedaban restos del alimento pero sí había un ...
    ... poco de agua en uno de los de Laura. Le hundió la cara en el recipiente y le ordenó con voz dura:
    
    -Terminá de tragar eso. ¡Vamos! –y la cachorra, asustada, lamió hasta secar el fondo del recipiente.
    
    -La próxima vez que dejes algo te voy a hablar con el rebenque, ¿oíste? –la amenazó.
    
    -Sí, señora, perdón... –dijo entonces Laura en un susurro.
    
    Poco después Blanca despedía a sus sumisas teniéndolas en cuatro patas tras la puerta de calle.
    
    -Vos mañana te vestís con ese conjunto azul de chaqueta y pollera, blusa blanca y zapatos negros de tacos altos. –le dijo a Claudia, y agregó dirigiéndose Laura:
    
    -Y vos acordate de que el martes desde la veterinaria te vas a lo de Inés para pasar la noche con ella, y más te vale que te portes bien, porque le voy a dar carta blanca para que te castigue en forma ante la menor indisciplina. ¿Oíste?
    
    -Sí, señora, lo que usted diga.
    
    -Y ahora tomen estos chiches. –dijo y les entregó los dos dildos anales.
    
    -Se los ponen en el culo en cuanto suban al taxi y se los sacan antes de acostarse, y mañana se los vuelven a meter antes de salir y los llevan durante tres horas. ¿Está claro?
    
    Ambas asintieron, saludaron a su dueña besándole la mano y se retiraron. Abordaron un taxi en la esquina y apenas el automóvil arrancó obedecieron en silencio la orden que les había dado la señora. Con la ropa por las rodillas ambas se introdujeron los dildos entre jadeos que no pasaron desapercibidos para el chofer, un anciano de rostro enjuto que ...
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