La historia de Claudia (13)
Fecha: 11/10/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... comenzó a observarlas por el espejo retrovisor.
Sin preocuparse por él, ambas empezaron a hablar sobre esa conversación telefónica de su dueña con Inés:
-¿Oíste a la señora? Además de subastarnos van a hacernos alguna otra cosa. ¿Te diste cuenta? –dijo Laura ya con el dildo metido en su culo hasta la base.
-Sí. -contestó Claudia -Claro que me di cuenta de que están preparando algo, pero somos propiedad de la señora y tenemos que soportar lo que ella decida hacer con nosotras. – concluyó mientras ambas empezaban a experimentar una turbadora mezcla de incomodidad y placer con los dildos metidos en sus culos.
A todo esto, Inés estaba llamando a las mujeres que se habían mostrado interesadas en concurrir a la subasta.
Acordó con cada una el día y la hora indicados y de inmediato llamó a Blanca para dar por cerrado el asunto.
A la mañana siguiente, ambas sumisas salieron rumbo al trabajo con los dildos colocados, tal como les había ordenado la señora.
Laura debió explicarles a algunos clientes habituales el motivo del rapado, y a cada uno le decía que simplemente había tenido ganas de cortarse así. Al mediodía, cuando se cumplieron las tres horas que debía llevar metido el dildo, se lo quitó en el baño venciendo, con esfuerzo, la tentación de masturbarse sin el permiso de su dueña, ya que el estar así empalada durante tanto tiempo la había puesto muy caliente.
Claudia, mientras tanto, se encontraba manteniendo su tercera entrevista del día con la ...
... dueña de una farmacia en el centro de la ciudad. Recién había ingresado a la oficina cuando al mirar su reloj se dijo que tenía que quitarse el dildo, y le dijo a la mujer que debía pasar al baño.
Volvió acalorada, respirando fuerte y con las mejillas ardiéndole de calentura después de esas tres horas que había llevado el dildo. La farmacéutica la esperaba de pie junto a su escritorio. Era una mujer muy atractiva, de unos cuarenta años, pelirroja, de cabello espeso y enrulado cayéndole sobre los hombros, grandes ojos verdes y un cuerpo de formas redondeadas que el guardapolvo blanco no alcanzaba a disimular. Miró a Claudia como si pretendiera desnudarla con los ojos, le ofreció una silla y no se sentó al otro lado del escritorio sino frente a ella, que trataba de calmarse.
-¿Te pasa algo, querida? ¿Estás bien? –le preguntó tomándole las manos.
-Sí... sí, no se preocupe... estoy bien... –contestó Claudia estremeciéndose ante ese contacto. –y agregó mirando al piso: -Es que... me bajó un poco la presión... nada más...
-Ah, no, querida, vamos a ver eso. –dijo la farmacéutica poniéndose de pie.
-Quitate la chaqueta. –dijo mientras tomaba de una repisa el aparato para medir la presión.
-Ay, no, no se preocupe, ya estoy...
-Quitate la chaqueta. –insistió la mujer con un tono firme que puso en alerta a Claudia. Su instinto de sumisa le hizo comprender que era una orden y se sintió confundida. Ella era propiedad de la señora, ¿por qué debía obedecer a esa ...