Qué fácil entró, veremos cómo sale
Fecha: 02/12/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... cuñada haciéndome pasar. Su cara de sorpresa y luego preocupación me indicaron que no era bienvenido y que mi presencia e ingreso representaban una seria incomodidad. Sugestivo era su aspecto, blusa mal abotonada, pezones erguidos, sin corpiño, y algo despeinada. Como conocía la casa encamine mis pasos directamente al comedor donde presumía que era la cena, mientras ella alertaba en voz alta.
—“¡Miren quien vino!”
Ante ese aviso una silla se movió ruidosamente, por lo que apuré mis pasos. Ya en el comedor vi que mi señora iba por el pasillo con algo celeste en la mano y entraba en el baño. Mientras mi concuñado guardaba apresuradamente algo en el bolsillo, el otro comensal, Pedro, hacía lo mismo. Quedaban libres en la mesa las dos cabeceras, así que ocupe una de ellas.
—“Cuñada, vengo a saborear el Imperial Ruso que te sale exquisito”.
—“Ya te traigo, lo tengo en la heladera, Luis servile algo de bebida”.
Cuando ella se alejaba pude percibir, a través de la delgada falda, que tampoco llevaba bombacha. Probablemente comer no era la principal actividad prevista, cosa que podría confirmar cuando mi mujer regresara del baño, algo que hizo en seguida. Me saludó sin acercarse y se ubicó en el asiento libre al lado de su cuñado pues Clara ocupaba la silla junto al visitante. Decidido a sacarme la duda me acerqué.
—“Querida, tenés algo raro en la boca”.
Mientras le miraba los labios pasé mi mano por las nalgas. ¡Sorpresa! tampoco tenía su prenda íntima. La ...
... constatación desató mi bronca levemente contenida. Esbozando una sonrisa, a todas luces falsa, llevé la mano abierta a su nuca subiendo por debajo del pelo, luego con los dedos engarfiados cerré el puño sobre un abundante mechón de cabello y la levanté haciéndola quedar de pie, frente a mí y de espaldas a los otros comensales. Con la otra mano levanté el ruedo de su vestido hasta la cintura mostrando sus glúteos desnudos. Las facciones contraídas, por donde corrían lágrimas, indicaban a las claras que estaba viviendo un momento particularmente desagradable; dolor por mi mano tomándola del pelo y vergüenza, no sé si por la exhibición obligatoria o por haber sido descubierta.
—“Que raro encontrarte sin nada abajo. ¿Sucedió lo mismo arriba?”
Mientras hacía la pregunta tomé el cuello del vestido y con un solo tirón saltaron los botones. El corpiño celeste quedó a la vista, y a la vista también asomaba del bolsillo de Luis un pedacito de tela igualmente celeste. Manejándola desde la nuca la hice sentarse y tomando el elástico trasero del corpiño lo estiré y solté, produciendo el típico chasquido al impactar en la espalda.
—“Esto era lo que llevabas en la mano al entrar al baño? A ver contame cómo es que al llegar yo estuvieras desnuda bajo el vestido”.
—“Fue un juego que se salió de carril, te lo juro”.
—“Y la bombacha?”
—“La tiene Luis”.
—“Así que te la hiciste sacar por tu cuñado”.
—“No, yo me la saqué dejándola sobre la mesa lo mismo que Clara. Ellos solo las ...