Mi odiosa madrastra - Capítulo 1
Fecha: 06/12/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... podían suceder. Sin embargo, nada de esto pasó.
Después de una hora, Nadia salió al balcón, totalmente transpirada, respirando afanosamente.
— Hermosa tarde ¿No? —comentó. Tomó un largo trago de agua que tenía en una botella. Noté en ese momento que el top estaba totalmente empapado y se adhería a sus tetas, al punto tal que sus pezones se marcaban en él. Gotitas de sudor se deslizaban por su cuello, y otras tantas ganaban la carrera, y ya se metían en el escote—. ¿Perdiste algo? —dijo después, cuando se dio cuenta de que tenía la mirada fija en ella.
— Nada. Es que nunca vi a una mujer tan transpirada —comenté, como para salir del paso. No me gustaba quedar en offside con esa tipa—. La verdad es que me da un poco se impresión, por no decir asco —agregué después, aprovechando el momento para propinarle un golpe.
— Sos curioso —dijo—. Creo que sos el primer hombre que se queja por verme así.
— Supongo que estás acostumbrada a que los hombres te alaben, incluso cuando tenés un aspecto deplorable —comenté.
— Bueno… puede ser. Pero siempre es bueno encontrar a alguien diferente, que no se quede estupididizado al verme.
— Eso es lógico. Si fuiste la mujer de papá… —retruqué, pues no iba a permitir que saliera airosa de esa conversación.
— Creeme, hay muchos hombres a los que no les importaría meterse con una mujer, aunque sea la pareja de su padre, o de algún amigo. Me alegra mucho que seas un chico con una ética inquebrantable. ¿O será que…? No, mejor no ...
... te lo pregunto.
— ¿O será que… qué? —quise saber, molesto de que haya logrado generarme intriga.
— No sé… quizás… No te gustan las mujeres —dijo.
El comentario me sacó de quicio. No tanto por su significado, pues el hecho de que alguien creyera que soy gay no me movía un pelo, sino por su desubicación. Dejé el libro a un lado, y me puse de pie.
— Para empezar, me parece un insulto a la memoria de papá el sólo hecho de que insinúes que sería normal que te viera con otros ojos que no sean los del hijo de tu pareja —me acerqué a ella, y la puse contra el vidrio de la ventana, colérico—. Y, además, que tengas la mentalidad tan pobre como para deducir que soy gay, solo por el hecho de que no me atraés... Siempre supe que eras vanidosa, pero esto ya es ridículo.
— Tranquilizate. Me estás asustando Leonardo —dijo Nadia, arrinconada, como un perrito a quien su dueño lo estaba castigando por hacer travesuras.
— Entonces medí tus palabras —dije. Pero inmediatamente después, aprovechando que tenía la excusa perfecta, agregué—. Esto me hace darme cuenta de que esta casa es demasiado pequeña para los dos. Sos una trepadora, y una oportunista, y quiero que mañana mismo te vayas de acá.
Nadia pareció sorprendida, pero no asustada, cosa que me alarmó. Algo se traía entre manos la muy zorra. Para colmo, después puso cara de tristeza. Pero no tristeza por lo que le acababa de decir, sino por algo que veía en mí. Casi parecía sentir lástima.
— Va a ser mejor que me dé una ...