1. Mi odiosa madrastra - Capítulo 1


    Fecha: 06/12/2023, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... ducha y que hablemos tranquilos en la sala de estar, sin gritar —dijo—. ¿Podrías alejarte un poco por favor? Me estás lastimando—pidió después.
    
    No me había dado cuenta, pero me había acercado tanto a ella, para ponerla contra la ventana, que estaba aplastando sus tetas con mi torso. Di unos pasos atrás y traté de tomar aire, para tranquilizarme.
    
    — Yo no tengo nada que hablar con vos —dije.
    
    — Creéme, sí que lo tenés.
    
    Se metió adentro, meneando el culo. Parecía muy segura de sí misma, cosa que me inquietaba.
    
    Después de media hora salió del baño, y por una vez se cubrió más el cuerpo. Aunque el jean que se había puesto de alguna manera la hacía ver desnuda. Como había dicho Toni, la prenda le calzaba como guante.
    
    — Mirá Leonardo —dijo, una vez que tomó asiento, cruzando las piernas—. Hay ciertas cosas de Javier que no conocés —dijo, refiriéndose a papá.
    
    — Tené cuidado de lo que vas a decir de papá —dije, indignado.
    
    — Tranquilo. No te pongas agresivo. Escuchame, y vas a entender de qué te hablo.
    
    — Bueno, hablá de una vez—la apremié.
    
    — Bueno… te voy a contar una cosa puntual de Javier. Vos quizás no te diste cuenta, pero él era adicto al juego.
    
    — ¿Cómo? Lo estás inventando —dije, instintivamente, aunque no estaba seguro de que mintiera. Me constaba que le gustaba jugar a los naipes con sus amigos. Y solía salir de noche. Si bien la mayoría de esas salidas eran por alguna cita con su chica de turno, a veces me comentaba, como al pasar, que había ...
    ... estado en el casino. De todas formas, no pensaba dar el brazo a torcer. Ella era la que tendría que demostrarme que decía la verdad, y yo no le ayudaría ni un poco.
    
    — No estoy inventando nada. Era un ludópata. Estaba en serios problemas económicos. No hiciste la sucesión todavía, ¿no? No sé para qué te pregunto. Si la hubieses empezado, no dudarías de mi palabra.
    
    — ¿De qué estás hablando? —pregunté, ya no alarmado, sino asustado.
    
    — Estoy hablando de que, cuando abras la sucesión, te vas a dar cuenta de que Javier tenía más deudas que bienes. Es decir, su patrimonio era negativo…
    
    — ¡¿Cómo?! ¡No puede ser! sus deudas no pueden ser mayores al valor de este departamento —grité, tratando de convencerme a mí mismo de esas palabras, pero en el fondo intuyendo que la muy zorra tenía la razón. ¿Para qué se inventaría algo como eso?
    
    — Te sorprenderías de lo mucho que puede llegar a endeudarse una persona —explicó—. Además, llegó a meterse con prestamistas de los barrios bajos de Buenos Aires. Tipos a los que no conviene deber dinero. Así que tuvo que pedirme ayuda a mí.
    
    — ¿Ayuda? ¿A vos? —pregunté, sorprendido.
    
    — ¿Cómo te pensás que vivo sin trabajar? —preguntó ella ahora—. Vengo de una familia acomodada, y tengo mis ahorros.
    
    — No me digas.
    
    — Sí te digo. Y tuve que darle una buena cantidad de plata a tu padre, para salir de sus deudas, sobre todo de esas deudas que podían costarle incluso la vida. No me quejo, ojo. Lo hice por amor. Pero él también tuvo un acto ...
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