1. Como la coge rico


    Fecha: 17/12/2023, Categorías: Hetero Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... generaban a aquel sus atenciones.
    
    Oye, decía él, esa herramienta ya está a mil. Mi esposa, entonces, decidió levantarse y, frente a él, se quitó sus bragas, nada más. Y procedió a sentarse sobre ese inmenso pene, descargando el peso de su cuerpo sobre él hasta quedar totalmente penetrada. Sus manos se apoyaban en los hombros de aquel y así, apoyados sus pies en el piso, empezó a mover su cuerpo a voluntad, arriba y abajo, adelante y atrás, moviendo su cadera en círculos, concentrada totalmente en experimentar cuanta sensación le pudieran generar aquellas maniobras. Wilson le decía, de verdad, veo que esto le estaba haciendo falta, pero ella no respondía. Cerrados sus ojos, solo las congestiones de su cuerpo daban indicio de la excitación del momento.
    
    El hombre, sentado como estaba, solo presenciaba en silencio las maniobras de mi mujer. Y mañas se dio para retirarle la blusa y el brasier, teniendo acceso para acariciar y masajear insistentemente sus senos mientras ella se entretenía cabalgando a placer sobre su verga. Poco a poco, ella misma, sin ninguna maniobra por parte de aquel, empezó a gruñir, a emitir sonidos y a lanzar sonoros e intempestivos gemidos. Hasta que, pasado el tiempo, pareció alcanzar el máximo de sensaciones y, emitiendo un sonoro ¡que rico!, se dejó caer sobre el pecho de aquel.
    
    Wilson no pronunció palabra. Y esperó pacientemente a que ella se repusiera del esfuerzo. Casi que, adormilada, permaneció ahí, recostada sobre él, tal vez unos 30 ...
    ... minutos. Y, quizá un tanto incómoda en la posición en que estaba, se fue incorporando de a poco. Se levantó y se dirigió a la cama, donde se recostó boca abajo para seguir dormitando un poco más. Su macho llegó hasta allí y, considerado, solo se limitó a acariciar sus piernas y sus nalgas. Y así pasó, otra media hora. Mientras, el hombre se puso a charlar conmigo. Patrón, me dijo, se ve que ella tenía ganas reprimidas, porque se la metió toda. Vamos a ver si más luego le damos otra manita.
    
    Y ese más luego finalmente llegó. Ella, abrió sus ojos y, al vernos, dijo: parece que me cogió el sueño. Pierda cuidado, dijo Wilson. La estamos esperando, manifestó, poniendo una de las manos de ella en su miembro. Mi mujer, entonces, como por reflejo, empezó a masajearlo de nuevo. Y nuestro hombre, animándose, empezó a acariciar todo su cuerpo y, ahora sí, a despojarla de la única prenda que la vestía aparte de sus zapatos y medias; la falda. Quedó ella casi que totalmente desnuda. Ya su miembro empezaba a tomar forma de nuevo. Bueno, dijo, ahora me toca a mí. ¿Puedo? En respuesta, ella solo se limitó a colocarse de espaldas y abrir sus piernas.
    
    Y, entonces, como tantas otras veces, el muchacho se acomodó entre sus piernas, acomodando su verga a la entrada de la vagina de mi somnolienta y ansiosa mujer. Esta vez, sin embargo, procuró que la penetración fuera lenta, delicada y pausada. Lo hizo sin afanes. Mientras lo hacía, tendido sobre ella, besaba sus pechos, hombros y cuello, con una ...
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