1. Como la coge rico


    Fecha: 17/12/2023, Categorías: Hetero Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... mujer. Me tomó por sorpresa el requerimiento, pero sí, tenía una botellita de aceite lubricante, que el vació en sus nalgas, masajeando con sus dedos no solo su ano sino también su vagina. Ese aceite se sentía calientico me confesaría ella después. Y, después de varias maniobras con sus dedos, el hombre apunto su miembro recto al culo de mi mujer. Al principio ella pareció resistirse, pero, tan excitada estaría, pronto se fue relajando, permitiendo que el miembro de aquel fuera dentro de su cuidado orificio.
    
    No creía lo que estaba viendo. Era la primera vez que ella lo permitía y, contrario a lo que yo pensaba, parecía no sufrir ningún apuro en que así fuera. Nuestro hombre la taladró insistentemente, sacándole sonoros gemidos. Ella tenía su cara totalmente roja, congestionada, y mantenía sus nalgas erguidas, dispuestas a seguir sintiendo esa inundación de placer dentro de su cuerpo. El siguió un rato más y, de repente, retirándose, dijo, ya está bueno por ahí. Voy de nuevo por donde a usted le gusta.
    
    Ella se volteó de inmediato y abrió generosa sus piernas para recibirle. El no perdió el tiempo y la montó de inmediato. Su miembro fue dentro de ella fácilmente, porque su vagina ya estaba expandida, lubricada y bien dispuesta para tenerle dentro una vez más. Wilson empezó a atacarla con mucho ritmo y vigor. El, a mi entender, ya estaba tratando de ...
    ... procurarse su propio placer, de manera que la taladraba desde diferentes ángulos, buscando ver su reacción, que bien pronto fue evidente. Ella gesticulaba, movía sus piernas arriba y abajo, y colocaba sus brazos como si la estuvieran sacrificando. Y no precisamente, aquel se la estaba culeando a su antojo y ella, también para mi gusto, lo disfrutaba.
    
    La faena terminó cuando vi al macho presionar su cuerpo contra el de mi mujer y quedar se inmóvil un rato, descargando todo su semen dentro de ella. Mi esposa seguía empujando su cuerpo contra el de él y agitando sus piernas. Wilson se retiró y vi como el sexo de mi mujer palpitaba. Todavía disfrutaba de placenteras sensaciones aun cuando el macho ya se había retirado. Ambos, él y yo, contemplábamos como ella seguía contorsionando su cuerpo hasta que, con el paso de los segundos, la intensidad disminuyó quedando tendida sobre la cama, agotada.
    
    Pasado el tiempo no se dijo más. Los eventos de aquella noche, inesperados, cumplieron el propósito. Nuevamente vi como la inmensa verga de aquel macho penetraba el cuerpo de mi excitada mujer. Tengo claro que, si él aparece, ella no va a negarse la oportunidad de experimentar las placenteras sensaciones que Wilson le proporciona. Nos despedimos. Quedamos de vernos nuevamente, no lo dudo. No sé cuándo, pero de seguro él, como me lo dijo, cuando salió, la volverá a coronar. 
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