1. Nuestro cumpleaños BDSM (segunda parte)


    Fecha: 07/01/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    La noche fue larga. Creo que nos fuimos a la cama pasadas las 6, porque se vislumbraba la salida de los primeros rayos de sol del sábado, casi como una forma de darle los buenos días a la mayoría de la gente… pero recordándonos a nosotros dos que el día estaba empezando cuando apenas acabábamos de despedir un intenso viernes.
    
    Al acostarnos me dejaste claro que querías que te despertara a las 11 de la mañana. Sabía lo que significaba esa sencilla orden, así que cuando unas horas después sentí mi reloj vibrar en la muñeca, llevé a cabo mi rutina-despertador. Fui al baño a lavarme los dientes y las manos, me desnudé y volví a la habitación para retirar la parte de abajo de las sábanas. Me puse de rodillas a los pies de la cama para adorar tus bonitos pies.
    
    Después de dedicar un buen rato a tus pies, fui subiendo poco a poco a tu entrepierna. Fue entonces cuando te colocaste boca arriba y pusiste un dedo sobre el culote, apuntando a tu coño. No tardé ni un segundo en lamer ávidamente tu culote y en menos de 5 minutos, sentí como tu humedad lo estaba empapando, así que procedí a echarlo a un lado y a esmerarme en comerte el coño como a ti te gusta, hasta que te corriste de una forma suave y pausada. Te di las gracias por tu orgasmo, e inmediatamente después me puse a limpiar con la lengua tus piernas, las sábanas, tu coño y tu culo… hasta que me dijiste:
    
    “Me ha encantado, bonita. Ven aquí y dame un beso”.
    
    Me subí a la cama desnudo como estaba, goteando por mi colita y ...
    ... no pudiste evitar sonreír mirándome, mientras me recordabas lo puta que soy. Nos besamos un buen rato, lo que me encendió más de la cuenta y, cuando buscaba con mis manos tu cuerpo, te separaste de mí y me dijiste:
    
    “Vete a la cocina, preciosa. Tenemos cosas que hacer hoy, y no quiero entretenerme. Prepara el desayuno y avísame cuando esté listo. Voy a ducharme”.
    
    Con un halo de decepción en la mirada, y excitado como estaba, me dirigí a la cocina y -completamente desnudo- preparé el desayuno y te avisé cuando estuvo todo listo.
    
    Era una soleada mañana de sábado. Las ventanas abiertas dejaban entrar el aire fresco del final del invierno y, cuando estaba pensando el día tan bonito que hacía para salir a tomar unas cañas, te acercaste sonriendo, con el pelo mojado y brillo en tu mirada. Eres una mujer increíble. Divertida, sexy, positiva y risueña… pero ese día identifiqué algo diferente en tu forma de mirarme y de darme un beso subiéndote encima de mí.
    
    “Gracias por prepararlo todo, princesa. Tengo muchísima hambre… la paliza de sexo de ayer y el orgasmo de esta mañana no me dejan pensar hasta que coma algo”.
    
    Feliz de verte sonreír, me senté a tu lado para desayunar, sin tener la certeza de si aquel sería uno de los días que desayunaríamos juntos charlando o si, por el contrario, arrojarías el desayuno a mi bol de perro para hacerme comer de rodillas a tus pies. No dijiste nada, así que empezamos a desayunar y a charlar animadamente mientras dábamos buena cuenta del ...
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