Nunca digas de esta agua no beberé
Fecha: 25/01/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... tiró de su melena hacia él mientras la intensidad y rapidez con la que arremetía le iba arrancando gemidos apasionados en cada embate.
—¡Qué buena estás, Felicia, —le declaró, mientras ella le reclamaba más polla.
—¡Dámelo todo! —le exigió exaltada. —¡Fóllame más fuerte, cabrón! —demandó sin reconocerse en ese momento ella misma. —¡Dame tu leche que me voy a correr! —gritó, y el becario aceleró las acometidas para correrse a la vez en un penetrante orgasmo, en el que ambos gritaron de gozo y sin cuartel, compartiendo un clímax que se vio truncado por la interrupción en seco del joven becario que se desplomó segundos después en el suelo.
Felicia quedó un instante vacilante sin haber procesado lo que había pasado, ni la magnitud del suceso. Lo que estaba claro era que Marcos había pasado a mejor vida. Debió de haber hecho caso al doctor y haber controlado esas arritmias que le diagnosticaron años atrás. Ahora ya era tarde, no obstante, se fue de este mundo de la mejor manera posible, pensarían muchos. Otros reflexionarían sobre qué poner en su epitafio, y aparecieron propuestas de todo tipo en las redes como: “Desapareció en combate”, “Murió vivo”, “Polvo al polvo” y otros muchos.
Los intentos por reanimar al joven alertaron a varios miembros de la cadena, entre ellos el director de programa que no daba crédito a la estampa que tenía delante. Por su parte, Felicia empezaba a tomar conciencia de la dimensión del infortunio. Aparte de que se había visto envuelta en ...
... una muerte, su pequeño desliz iba a ser trending topic. Estaba hecha un manojo de nervios, su desconcierto era manifiesto, pero nada comparado con el caos que se le avecinaba, y por tanto, lo primero que le vino a la mente al desaparecer su euforia fue Emma, lo segundo, su esposo.
A las doce de la noche el local estaba a rebosar de gente, mayormente eran universitarios. Los jueves por la noche era cita obligada para una gran mayoría, pues los viernes, muchos de ellos no tenían clases y otros volvían a sus casas, de tal manera que era casi un ritual salir y olvidar durante unas horas el esfuerzo intelectual.
El volumen de la música en el local impedía mantener una conversación y se hacía necesario acercarse al oído del compañero y levantar la voz para hacerse oír.
Todos en el garito parecían haberse percatado de la presencia de aquel hombre, excepto el grupo de amigas que charlaba amigablemente en una mesa, pero ante la mirada indiscreta de gran parte de los allí presentes, fue inevitable que también ellas repararan en aquel semidiós recién bajado del Olimpo, y el impacto que causó en las amigas, no fue menor. El hombre intentó acceder a la barra y, al aproximarse, la muchedumbre iba apartándose, abriéndose a su paso, al igual que lo hicieran las aguas del mar rojo cuando Moisés las separó, y por tanto, no le fue difícil hacerse con un hueco en la barra. Tenía ciertos problemas con el idioma, pero se hizo entender para pedir su bebida.
Apoyado en la barra, miró en ...