1. Mi odiosa madrastra, capítulo 5


    Fecha: 30/01/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... celular. Di la vuelta y dejé la habitación de mi madrastra, mientras sentía los movimientos que hacía para volver a vestirse.
    
    Apenas cerré la puerta a mi espalda, miré mi bragueta. Nada. No se me había parado. Había podido controlar la erección. Se sentía una leve hinchazón, sí, pero el pantalón que estaba usando en ese momento era lo suficientemente holgado como para ocultarla. Al fin una victoria, pensé.
    
    Luego, en el baño, me di cuenta de que no había salido tan bien librado de aquella situación, tal como lo había imaginado en un primer momento. Me sorprendió mucho, cuando fui a mear, el hecho de descubrir que mi verga había largado una considerable cantidad de líquido preseminal, el cual había manchado mi ropa interior. Era la primera vez, al menos que recordara, que el presemen había salido a pesar de que no había tenido una erección. Y de hecho, había salido abundantemente. Pero pensé que, como ese detalle solamente lo conocía yo, no había motivos para renegar de la sensación de triunfo que había tenido en un primer momento.
    
    Al rato Nadia me envió un mensaje de audio, pidiéndome que no compartiera las fotos con nadie. Si se filtraban antes de que ella las subiera a su cuenta, significaría una pérdida económica para ambos. No pude más que reconocer que tenía razón. Edu y los demás se quedarían con las ganas. Si la querían ver desnuda nuevamente, iban a tener que pagar. Eso les pasaba por pajeros.
    
    Quizás por agradecimiento al favor que le había hecho —aunque ...
    ... no lo mencionó—, a la noche preparó unos tallarines con salsa, que estaban para chuparse los dedos.
    
    — Y… ¿Hace mucho que trabajás en eso? —pregunté, antes de tomar un trago de vino, cuando ambos estábamos en la mesa.
    
    — ¿Y para qué querés saberlo? —preguntó a su vez ella. Por primera vez la noté recelosa de su intimidad—. ¿Pensás que me vas a conocer mejor si sabés el punto exacto en el que decidí desnudarme para que me vean miles de pajeros que ni siquiera conozco?
    
    — Sólo lo preguntaba para hacer conversación. De hecho, ahora que lo pienso, tenés razón. Fue una pregunta tonta. Como cuando alguien me pregunta de qué signo soy. Qué estupidez. Lamento haber caído tan bajo —respondí, algo irónico, cosa que hizo que Nadia riera.
    
    — Perdón, es que hoy estoy de mal humor —comentó.
    
    — Pero si estuviste de excelente humor durante toda la tarde —dije, recordando, de repente, sus senos movedizos cuando ella los dejó caer. Traté de apartar ese recuerdo de mi cabeza, y me concentré en la comida.
    
    — Sí, tenés razón. Me alegró el hecho de que lo de las fotos saliera bien —comentó.
    
    Estaba seguro de que cuando decía que “lo de las fotos salió bien”, no sólo se refería a que las fotografías eran buenas, sino a que, tal como ella lo esperaba, yo no había enloquecido al tenerla completamente desnuda frente a mí, y la había tratado con sumo respeto, casi como si fuera todo un profesional. Y eso que ella parecía hacer todo lo posible para provocarme.
    
    — Y entonces qué te pasa ...
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