La mamá de Joaquín, Cap 3
Fecha: 05/02/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... bajé la pollerita, me limpié con la mano mi cara, la cual estaba babeada por mi propia saliva. Salí al pasillo. Un hombre de hombros anchos, pelo corto, vestido con una camisa azul, salía del baño.
Le pregunté quién era. Cuando se dio vuelta mi corazón dio un vuelco. Era el pendejo. Era Pïtu.
¡Qué locura había hecho aquel día!
Pitu tenía una mirada salvaje. Su piel era marrón, pero en cada parte de su cuerpo tenía una tonalidad diferente. Su físico imponente. Llevaba la camisa con varios botones desabrochados, dejando ver sus pectorales marcados. Sus brazos eran musculosos, y las venas que lo atravesaban estaban muy marcadas, dándole un aspecto de fuerza descomunal.
—Me gustaría que me prometas, que no sólo no lo vas a volver a lastimar, sino que lo vas a cuidar, como hiciste ese día.
Le dije al pendejo. Hablé despacio, como si en ese momento tuviese que ocultar algo.
Me di cuenta que el pibe estaba teniendo una erección. Su miembro bien dotado se levantaba como una carpa debajo del pantalón. Se me acercó. Empezó a tocarme, y yo dejé que lo haga. Sus manos ásperas se metieron por debajo de mi pollera.
No lo miré. No me animaba a hacerlo. Tenía la sensación de que si lo miraba, terminaría de apoderarse de mi voluntad. Me agarró de las nalgas con su mano, la cual tenía una fuerza tremenda.
Con su otra mano masajeaba mi muslo. Le faltaba muy poco para llegar a mi sexo y descubrir que estaba empapado.
De repente escuché las voces de los chicos que ...
... estaban en el comedor. ¿Qué estaba haciendo? ¿Me había vuelto loca?
Le pedí que por favor me soltara. Él insistió, y si seguía haciéndolo, no sé cómo iba a terminar todo. Lo empujé y entré a mi cuarto. Durante unos segundos esperé a que abriera la puerta e hiciera lo que quisiese conmigo. Por suerte no lo hizo. Por fin volvió al comedor. Dejándome más caliente que nunca. Tuve que tocarme de nuevo. Cuando acabé, me sentí patética.
Pero lo peor fue lo que sucedió la semana siguiente. El grupo debía reunirse otra vez para terminar el trabajo. Estuve toda la semana ensayando la manera en que rechazaría a Pitu. Él solo es un pendejo que me agarró con la guardia baja. Nada más. Le diría que lo que sucedió no podía volver a suceder. Que no estaba interesada en él, y que prefería que se aleje de mi hijo. Se me ocurrió que si nos encontráramos a solas en algún momento, tanto mejor. Aprovecharía ese momento sólo para rechazarlo. No me agarraría desprevenida otra vez.
Pero después pensé en lo que podría suceder con Joaquín si Pitu se sentía humillado. Lo volvería a maltratar, sin dudas. Y además, les diría a todo el mundo lo que sucedió en casa. No, no podía ser cruel, aunque quisiera. Le diría que estoy casada. Que estoy pasando por un mal momento, y por eso dejé que aquello llegara al punto al que llegó. Me sentía halagada por atraer la atención de un muchachito tan joven, pero no podía ser. Yo era una mujer fiel.
Estuve horas pensando en esto. Y cuando se hizo las cinco de la ...