1. Mi odiosa madrastra, capítulo 10


    Fecha: 08/02/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... virus y que este se superponga con el Covid, pero es que ni siquiera usaba esos pantalones y esos suéteres que le quedaban totalmente ajustados al cuerpo. Ahora andaba con una bata todo el día. Me había malacostumbrado a verla luciendo su sensualidad en todo momento, por lo que me sorprendí a mí mismo extrañando poder disfrutar de cómo iba y venía por la casa, con ese escultural orto enfundado en algún short diminuto, o simplemente con una tanguita.
    
    — ¿Y cómo te fue con esos videos en la ducha? —le pregunté al atardecer.
    
    En realidad ya sabía que aún no los había subido, pero sólo quería hacer conversación.
    
    — Bien —dijo Nadia, y me dejó sólo en la sala de estar, con la palabra en la boca.
    
    Ya para el otro día no aguanté más su enojo reprimido, ni sus respuestas lacónicas.
    
    — Bueno, me vas a decir qué carajos te pasa —le dije apenas me levanté y noté que continuaba con la misma actitud.
    
    — Nada… —dijo, dispuesta a cortar la conversación nuevamente, pero luego pareció cambiar de opinión—. Bueno, en realidad ya te lo dije el otro día. Me equivoqué. No tenía que haber hecho todas esas tonterías que hice. Al final nos terminamos usando mutuamente como si fuéramos un instrumento para el otro. No está bueno que actuemos así. Apenas me recupere voy a vivir a lo de una amiga. Me voy tranquila, porque sé que, con todos los defectos que puedas tener, sos una persona muy honesta, y puedo confiarte este departamento.
    
    Estábamos en la cocina, y ella se disponía a dejarme ...
    ... sólo una vez más. La agarré de la muñeca para detenerla.
    
    — Qué boludeces estás diciendo, vos no te vas a ir a ninguna parte.
    
    De manera totalmente inesperada, me dio un cachetazo con el que me hizo dar vuelta la cara. Cuando volteé a verla de nuevo, me encontré con su cara, no enojada, pero sí con una determinación con la que no la había visto nunca.
    
    — Vos no me vas a decir lo que tengo que hacer con mi vida —sentenció, y ahora sí, se marchó.
    
    A la noche hice una videollamada con los chicos. Era la primera vez en la que era yo mismo el que convocaba a una reunión. Necesitaba saber la opinión de alguien más, y ellos, por más tontos que pudieran parecer a veces, eran mis únicas personas de confianza. Les conté de manera resumida que había sido yo el que grabó los últimos videos de mi madrastra —incluso el del supermercado—, y finalmente lo que había pasado tanto en la noche en la que dormimos juntos, como lo ocurrido en la ducha.
    
    — Mirá la que te tenías guardada Leoncito —dijo Edu, quien, a pesar de querer mostrarse irónico, de verdad se notaba tan sorprendido como celoso de mi suerte.
    
    Pasaron algunos minutos de burlas y felicitaciones, hasta que empezaron a hablar enserio.
    
    — Pero ¿Por qué no te la cogiste? —preguntó Edu, con un visible rostro de aflicción.
    
    — No sé. Creo que en el fondo no quería hacerlo. Y una vez que acabé… digamos que ya estaba más calmado.
    
    — Te equivocaste amigo —acotó Toni—. Lo peor que le podés hacer a una mujer es no cogértela ...
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