1. MI NUEVA VIDA CON AMANDA


    Fecha: 21/03/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tenía una complexión carnosa que causaba mucha hambre a la vista.
    
    Como toda mujer latina, los mayores atributos de Amanda eran sus caderas pronunciadas, sus pechos grandes y abultados, sus labios gorditos y mullidos, y su melena pelirroja.
    
    Amanda era blanca como la leche, como toda su familia, y tenía un par de ojos grandes, grises que tiraban a verde y azul, según el entorno donde se pusiera, con una mirada coqueta e inocente que, a pesar de los años, a Josué le seguía excitando.
    
    Para Josué era una verdadera suerte tener una mujer nalgona y tetona como esposa, aunque ello conllevaraque todas las miradas estuvieran puestas siempre en ella.
    
    De cariño Amanda solía decirlea Josué
    
    gordi
    
    , porque antes del accidente las cervezas ya le habían hecho una panza chelera que se había propuesto a bajar. Un hombre con una mujer tan sensual como la suya no podía darse el lujo de descuidarse. Sin embargo, después del accidentehabía quedado muydelgado y flácido, aunque esperaba recuperar su complexión en cuanto recobrarasu rutina.
    
    El pene de Josué mediría algunos 15 centímetros, ni más ni menos, aunque después del accidente su miembro se había encogido tanto que parecía una horrenda y pequeña tripilla arrugada que a él mismo le daba vergüenza y terror mirar.
    
    El sexo entre Amanda y Josué había sido de lo más excitante. Ella se adaptaba en la cama muy bien a las posturas que le proponía su marido. Ver a Amanda desnuda era un espectáculo. Cuando cogían, las tetas ...
    ... solían oscilar en su pecho como dos gordas ubres. Sus pezones se ponían duros como piedras en medio de sus oscuras areolas, y los gestos obscenos que hacía, mordiéndose el labio inferior y sacando la lengua para recogerse la saliva que supuraba de su boca ardiente, lo volvían loco.
    
    A Josué le gustaba ver y sentir cómo rebotaba el culo de su esposa contra sus muslos cuando la empotraba a cuatro patas. Le gustaba hundir sus dedos en las carnes de su esposa y dejarlas rojas cada vez que le daba nalgadas en el culo.
    
    Amanda gemía poco, (quizá porque la verga de Josué no era tan grande como querría para causarle mayor placer) pero le gustaba sentir cómo su esposa se mojaba de la concha, y eso para él significaba que al menos la hacía erotizar.
    
    A Josué poco le gustaba que su esposa lo cabalgara, porque a veces se le salía el pene de la vagina y resultaba algo bochornoso, aun así, Amanda era una mujer extremadamente cachonda, que adoraba fornicar con él al menos dos veces por semana.
    
    Josué extrañaba eso; la intimidad de pareja, la forma en que Amanda se deslizaba entre sus sábanas y abría las piernas para él cuando estaba hambrienta de sexo.
    
    Y ahora le preocupa que hubiesen pasado tantos meses sin satisfacerla. Amanda tenía sus necesidades, y a Josué le angustiaba y le daba mucha pena tenerla que dejar así… con ganas.
    
    Antes de terminar postrado, Josué había sido un tipo de carácter avispado, ingenioso y divertido. Ahora estaba amargado, al grado de llegar a esa ...