La mamá de Joaquín, Cap 7 (Final)
Fecha: 22/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... sus desgracias, las tuyas ya no parecen tan grandes. Al menos así lo sentí durante unos minutos.
Romina había salido también afuera. Estaba sentada al otro lado del patio, sobre un banco de madera. Me dio la impresión de que me miraba de reojo. Fui a hablarle.
—¿Todo bien?
—Bien — me dijo. —disculpá que no te di mis condolencias. La verdad que no sé qué decir cuando pasan cosas como esas.
—No hace falta que digas nada.
—Igual, lo siento mucho.
—Gracias.
—¿Viniste a preguntarme por Agustina?
—La verdad que no. — le dije.
Agustina me había consolado en los días siguientes al fallecimiento de papá. Pero nunca volvimos a tener la relación de antes. Ahora sólo era un hombro en el que me apoyaba. En los momentos en que estábamos solos me moría de ganas de besarla, y de hacerle el amor, cosa que, por lo visto, jamás haríamos. Pero nunca me animé a intentarlo. No soportaría sentir que accedía a algo sólo por lástima. Estaba seguro de que eso me dolería más que nuestra separación. Había llegado a la conclusión de que la finalización de las clases era algo bueno. Así me podría olvidar de ella.
Cuando murió papá creí que todo lo demás iba a empezar a importarme menos. Pero no tener a Agustina era terriblemente doloroso. Por eso pensé que la distancia me ayudaría. Pero cuando me dijo, faltando todavía unos días para que terminen las clases, que ya no iría más a la escuela, fue como un cuchillo clavado en mi espalda “¿Nunca me vas a decir por qué me ...
... dejaste?” le pregunté en una esquina, esa última vez que nos vimos. Estaba lloviendo y su carita llena de pecas estaba mojada, no sé si por la lluvia o por sus lágrimas. “Esto es más difícil para mí de lo que crees. Hay cosas que no te puedo explicar”. Me entregó un papel doblado varias veces, convertido en un cuadradito.
—¿Vos estás bien? —Me preguntó Romina. Su mirada penetrante me descolocó.
—No, la verdad que no. — le dije. No tenía sentido mentirle.
—¿Te puedo decir algo? — preguntó Romina. Era muy bajita, y sus ojos verdes de gato brillaban bajo la calurosa noche.
—Decime.
—Siempre me gustaste mucho.
Me quedé mirándola, asombrado. Romina, por momentos, parecía una sombra de Agustina, y por eso teníamos una relación fluida y nos llevábamos bastante bien. Pero nunca me había imaginado que ella sentía algo por mí. Me empezaba a dar cuenta de que había muchas cosas que ignoraba.
Romina acercó su boca y me besó. La primera reacción fue retroceder y separarme de ella. Pero cuando lo hice, vi su cara de sincera tristeza. No quería dejarla así. Entonces la abracé y la besé. Se sentía rico su lengua resbaladiza y su aliento a cerveza. Pero ni de cerca a lo que sentía cuando estaba en los brazos de Agus. Cuando terminamos de besarnos me arrepentí inmediatamente de hacerlo.
—Perdoname. — Le dije —. Me parecés una mina divina, pero no estoy preparado para empezar nada ahora.
—Sí, me imagino. — Me dijo.
Me dio un papelito con su número de teléfono. “¡Basta de ...