La mamá de Joaquín, Cap 7 (Final)
Fecha: 22/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... papeles!” pensé para mí. Pero lo tomé. Se notaba que lo tenía preparado desde hace rato, y cuando me lo entregó le temblaba la mano. No podía decirle que no.
Cando llegó la medianoche y la gente se empezaba a ir para seguirla en un boliche o en otro lado me acerqué a Ramoncito. Me dio gracia verlo un poco tomado, justo a él, siempre tan prolijo y recatado.
—Che, no te enojes, pero creo que quiero volverme a mi casa nomás.
Me miró, un poco decepcionado.
—Uh, pero si la vamos a pasar bien con Fabri recordando viejos tiempos.
—Sí, todo bien, pero la verdad que prefiero irme a dormir. No te enojes.
—Todo bien amigo. Me vas a visitar cuando vuelva de La Costa ¿No?
—Obvio, y te espero en casa. A mi mamá le caes rebien. — le dije.
Caminé hasta casa, con una melancolía persistente. Recordé la carta de papá, y la carta de Agus. La de ella estaba escrita en una hoja de carpeta cuadriculada. Su letra cursiva era muy prolija, y en los márgenes había dibujos infantiles. Había usado una birome lila.
“Querido Joaco, a lo mejor no me creas, pero esto me duele tanto o más que a vos”, decía la primera línea. Apenas la leí me sentí irritado. Si también le dolía ¿Por qué no volvía conmigo y listo? ¿Tan difícil era? ¿Por qué no podíamos estar juntos?
“Hay cosas de mí de las que no puedo hablar. al menos no ahora. A lo mejor algún día te cuente, pero ahora no puedo. Hay cosas que no puedo hacer. Traté de ser una persona normal, pero no puedo…”
Arrugué la carta ...
... con bronca, pero enseguida la estiré, no quería romperla. Quería conservarla. La carta era extensa, pero no decía mucho. El misterio de Agustina no se develaba. Yo empecé a hacerme la cabeza, y todas las conclusiones a las que llegaba eran más perversas que las anteriores.
Al otro día fui a buscarla a su casa. Necesitaba una despedida más clara. No me alcanzaban todas las palabras lindas que me había escrito en la carta. Que yo era bueno, que era muy dulce y cariñoso. Qué me importaba eso si no quería estar conmigo. Pero cuando toqué el timbre salió a atenderme su papá. “Agus no está, se fue a lo de su tía a San Luis” me había dicho el tipo.
Traté de apartar esos recuerdos de mi mente. Me generaban frustración e impotencia.
Llegué a casa. Me quedé parado frente al portón un rato. Entré.
Vi desde el patio delantero que había una luz encendida. Mamá estaría despierta viendo la tele. Pobre. Ella se sentía más culpable que yo. Debería hacerle compañía, pensé.
Pero de repente, tal vez debido a la cerveza que había tomado, me envalentoné, y decidí ir a lo de Agustina nuevamente.
No tenía monedas en el bolsillo así que caminé las veinte cuadras hasta llegar a su casa. Si el papá me decía de nuevo que no estaba, le iba a decir que no le creía nada, y lo iba a pasar por encima.
Llegué bañado en transpiración. Entonces vi el cartel de “se vende” que estaba colgado en una de las ventanas. De todas formas, toqué el timbre. Pero, como era de esperar, nadie salió a ...