1. Mis odiosas hijastras (3)


    Fecha: 31/03/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... insólito estado de ánimo, que era una mezcla entre la lujuria, la euforia, el temor y el suspenso. Aunque debía admitir que también había generado en mí la distracción suficiente como para no tener presente la traición de Mariel en todo momento. Y lo que es mucho más importante, tenía la esperanza de devolverle la gentileza a mi mujer de la peor manera posible. Recordé que cuando rocé mi verga con la desconocida, me pareció sentir su cadera. Esto no me decía mucho, aunque Sami y Valu eran bastante petisas, por lo que era probable que, si me pusiera al lado de ellas, la cabeza de mi miembro alcanzaría hasta más arriba de la parte más sinuosa de la cadera. En ese caso Agos parecía la opción más acertada. Sin embargo, todo había sucedido muy rápido, y el tacto podía ser engañoso. Así que no podía contar con que esa deducción fuera correcta.
    
    Entonces recordé que el perfume de Agos era bastante fuerte. Si hubiera sido ella ¿No lo tendría que haber notado enseguida? Pero mientras pensaba en eso me di cuenta de que el perfume de Sami, si bien era más suave, también hubiera sido percibido en ese momento. A mi pesar tuve que reconocer que, si había habido un olor peculiar en el aire en ese momento, no lo había sentido, por el simple hecho de que los sentidos que tenía activados eran la visión, para poder transitar en la oscuridad, y el tacto, al sentir esa mano divina frotando mi verga. Los demás sentidos estaban prácticamente apagados.
    
    La película terminó sin pena ni gloria. ...
    ... Ahora me encontraba con que estaba en el mismo espacio con las chicas, y sin la televisión de por medio, el nerviosismo empezó a ganar terreno, aunque lo mantuve a raya. Vi la hora en el celular. Todavía faltaba mucho para tener que empezar a preparar la cena, así que me las tenía que arreglar para pasar el tiempo con esas pendejas que me empezaban a volver loco. La certeza de que podía cogerme a una de ellas me generaba mucha alegría y ansiedad. Para colmo Sami seguía encima de mí, aunque por suerte había dejado de apoyar su cabeza en mi hombro.
    
    —Increíble cómo se viene el cielo abajo —comentó Agos—. Y dicen que va a estar así todo el finde.
    
    Lo cierto era que el clima hacía que la sensación de estar bajo el mismo techo que ellas tres se hiciera mas intenso. Como si no tuviera otra alternativa mas que estar ahí, cosa que de hecho no solo era una sensación, sino que, de momento, era literalmente así. Sentí que el celular vibró en mi bolcillo. Me había llegado un mensaje de Mariel. El corazón me dio un vuelco. Había estado tan metido en la posibilidad de cogerme a una de mis hijastras, que casi me había olvidado del pésimo momento que me había hecho pasar la zorra de mi mujer. Pero entonces también caí en la cuenta de algo en lo que todavía no había pensado. ¿La que me mandó las fotos que ponían en evidencia a mi mujer era la misma que me había tocado la verga? Tener la respuesta de eso no me serviría de mucho, ya que la atacante continuaría en el anonimato. Pero había un ...
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