Mis odiosas hijastras (3)
Fecha: 31/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... detalle que me hacía ver todo de manera diferente, ya que, si efectivamente se trataba de la misma persona, probablemente aquel mensaje no había sido enviado para hacerme daño, ni para instarme a irme de la casa, sino simplemente para hacerme ver que mi pareja me era infiel. Una especie de favor. Nunca lo había pensado de esa manera, pero en esa tarde demencial, las teorías que en otros momentos parecerían improbables, ahora resultaban totalmente factibles.
—¿Es mami? —me preguntó Sami, con su voz susurrante.
—Sí —respondí. Y después, cayendo en la cuenta de que no tenía ni un poco de ganas de escribirle a mi mujer, coloqué el código de desbloqueo, y le ofrecí el celular a la menor de mis hijastras — Contestale vos —dije.
El mensaje que había enviado Mariel era muy corto. “¿Todo bien por ahí?”, decía. Sami puso el dedo gordo sobre la pantalla y empezó a grabar un mensaje de audio.
—Hola mami, todo bien, salvo por el hecho de que parece que se vino el fin del mundo, y encima se cortó la luz, aunque ahora ya volvió. En cualquier momento aparecen los zombis. Está muy terrible todo.
Intercambiaron uno o dos mensajes más. Las otras dos habían desaparecido. Me pareció escuchar que subían por las escaleras. Entonces se cortó la luz de nuevo. Sami se apretó a mí.
—No te vayas —me dijo—. Seguro que enseguida vuelve la electricidad.
—¿Tenés miedo? —pregunté.
—Sólo un poco, pero prefiero no estar sola.
Recordé que cuando se cortó la luz por primera vez ...
... había tardado varios minutos en bajar, por lo que sus palabras me resultaron poco creíbles. ¿Acaso quería estar a solas conmigo? La lujuria empezaba a apoderarse de mi corazón. ¿Y si había sido ella la que me había abordado hacía un rato? Decidí comenzar un juego arriesgado. La agarré de la cintura y la atraje hacia mí, aunque lo cierto es que ya estábamos pegados uno al otro, ahora su cuerpito se apretaba aún más a mí.
La verdad era que si pudiera elegir a cuál de las tres me iba a coger, la primera en la lista sería, sin dudarlo, la putona de Valentina. Era la que me calentaba desde hacía más tiempo. Nunca olvidaría cuando la conocí, utilizando el uniforme escolar. La pollerita tableada levantada que dejaba ver sus gruesos muslos era una imagen recurrente cada vez que pensaba en ella de manera sexual. Además, me daban ganas de castigarla por todas las veces que se había comportado de manera maleducada conmigo. Le daría sus buenas nalgadas el día en el que la tuviera en mis manos.
Agos también resultaba muy tentadora, porque además de ser muy hermosa, tenía esos aires de princesa inalcanzable que me hubiese gustado traspasar. También me daba mucho morbo la posibilidad de hacerle las cosas más obscenas a alguien tan inmaculada como ella. En mis sueños la sometía a toda clase de prácticas sexuales a pesar de que ella, en principio, no quisiera hacerlas.
Pero Sami no era, ni de lejos, un simple premio consuelo al lado de sus hermanas. Al menos así lo pensaba desde que la ...