1. Un culito de ensueño


    Fecha: 19/10/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... carnosos al hamacarse me encabritó la sangre de tal manera que empecé a moverme hacia arriba y me vacié en un orgasmo que no había tenido ni siquiera en mis mejores fantasías.
    
    Ella me abrazó un momento y después se dio vuelta y se acurrucó. La abracé de atrás, con una mano aprisioné uno de sus senos y con la otra apreté su cintura para que ese culito respingón y redondito se estacionara en mi pubis. Su respiración se hizo acompasada hasta que se quedó dormida. Yo también me dormí. No sé cuánto tiempo estuvimos así, me desperté al sentir que ella contrajo su entradita trasera y aprisionó la punta de mi pene en reposo. Dio un largo suspiro y al despertar se dio vuelta y me estampó un beso.
    
    -¿Estás bien?- preguntó.
    
    Asentí.
    
    -¿Y tú?
    
    -Maravillosamente.
    
    Su celular sonó en ese momento.
    
    -¿Aló? Tía, estoy en camino, sí, no te preocupes, mira, viene mi transporte, nos vemos.
    
    Es de pesada- exclamó después de guardar el celular.
    
    Saltó de la cama y caminó hacia la ducha. Sus movimientos eran felinos, ágiles y seguros. Cuando abrió la llave del agua me miró de frente. La luz roja del cuarto acentuaba las líneas de su cuerpo.
    
    -¿Quieres ayudarme?
    
    La seguí y nos dimos un baño. La ayudé a secarse y eso pareció gustarle.
    
    -Gracias, caballero, mira, mañana tengo casi el día completo ocupado, pero no voy a dormir en casa porque ahí no habrá nadie, tía se va a una misión con la iglesia y regresa el lunes en la tarde, ¿comprendes? Pero puedo arreglar con mis ...
    ... amigas para terminar de estudiar, como… a las cuatro, eso nos daría tiempo para estar juntos hasta las ocho de la noche más o menos, antes de las nueve yo tengo que estar en casa de abuela, en Villas Agrícolas. Tenemos que hablar… ¿verdad?
    
    Su expresión de niña pícara, de muchachita sorprendida en una travesura, me enterneció tanto que casi suelto una lágrima. La vi vestirse, mientras la ayudaba con el broche del brassier mi erección regresó.
    
    -Mire, señor,- dijo mientras me lo tocaba con el dedo índice –dígale a su amiguito que se porte bien, ¿oyó?
    
    Esa noche estaba tan feliz que casi olvido que a la mañana siguiente me esperaban Laura y Pedrito. Los llevé a almorzar y los devolví antes de las cuatro. Llamé a Yomairis a su celular y pasé a recogerla en un taxi en el sitio convenido. Esta vez buscamos una cabaña con yacuzi. Quise hablar pero ella no me dejó. Literalmente me comió a besos mientras me fue quitando la ropa, encendió una luz verde de la cabaña y, con la música que sonaba en ese momento, hizo para mí el streep-tease más sensual que haya imaginado. Estuve tan desatado, tan desinhibido, que la tomé en mis brazos y la deposité sobre la cama y esta vez no me detuve, mordisqueé las redondas colinas, paseé mi lengua por el huesito dulce, la abrí de par en par y le estampé un beso negro que primero la sorprendió, sentí cómo se contraía la pequeña puertita oscura, pero después comenzó a abrirse despacio, como si me invitara a entrar. Se dio vuelta y se tomó las piernas ...